SIRENAS
Partió de la isla de la soledad
mientras escuchaba el canto de las sirenas.
Entre las gotas del agua
que besaban la quilla del barco
dibujaba el rumbo
a un nuevo destino.
Con sus sucias manos,
con su dulce mirada
entre las playas del amor
encontró a su marinero.
Huía descalza
sintiendo las piedras
arrancando su piel
en cada pisada.
Aquellas heridas de sus pies
dejaron de doler.
En un nuevo amanecer,
Sirena y marinero
fundieron la cera con sus manos
y juntos se abrigaron con el cielo.
Miguel Ángel Cebollada
Iker Marín
Leyre Arias