el newsletter de la camada 87 diciembre 2013 | Page 30
Es un buen tipo. “Macanudo”, como dirían ustedes. Tiene
43 años, es morocho (aunque casi pelado), casado, tres
hijos, administrador de empresas. Se podría decir que lleva
una vida “normal”.
A primera vista, aparenta ser muy estructurado y tranquilo,
pero enseguida te das cuenta que anda ?otando por los
aires. Ustedes seguramente recordarán que es muy distraído
(el subrayado es mío), a tal punto que más de una vez ha
sonado el teléfono en casa porque, como ministro de la
eucaristía de San Ignacio que es, se había llevado las llaves
de la sacristía. Llegó a dejar encerrados a los ?eles en la
Capilla de Adoración sin darse cuenta, entre otros cuentos
que no voy a contar ahora porque podría escribir un libro
entero.
Detrás de esos anteojitos que lleva, se esconden unos ojitos
llenos de picardía e inocencia, dispuesto a aprender algo
nuevo cada día.
Aunque en algunos ámbitos puede estar completamente
serio, desborda alegría. Con Mamá se contagian cuando
empiezan con los chistes malos, a los que llaman “ humor al
paso” y pueden pasar la tarde haciéndose los graciosos.
En el momento que agarra una guitarra, o abre la boca para