el newsletter de la camada 87 Agosto 2014 | Page 14
El conocer otras culturas, otros países, otra gente siempre
me encantó. Siempre me pareció que no hay mejor
aprendizaje que escuchar a la gente lo que vive y lo que
piensa.
Hasta ahí mi vida era media nómade, de la cual no me
puedo quejar, hasta que en el año 2001 se cruzó en mi vida
Magda. Una linda uruguaya que me dio vuelta y que además
de su simpleza y generosidad con la gente compartimos la
manera de ver el mundo. Nos casamos en el 2002. Ese
mismo año se me dio una buena oportunidad laboral en una
compañía automotriz en México y dadas nuestras ganas de
conocer el mundo, mi pasión por los autos y que a Magda
también le fascinaba la idea, no lo dudamos ni un minuto. La
despedida fue más difícil de lo que normalmente es en estos
casos, ya que con mi partida mis viejos se quedaban sin sus
hijos en Argentina. Sus cuatro hijos quedamos viviendo
afuera al mismo tiempo. Pero como padres sabían que era la
mejor manera de seguir creciendo como personas además
que ellos habrían hecho lo mismo.
Y así es como empezó nuestra aventura. Yo trabajaba para
General Motors, feliz y contento, ya que me encantan los
fierros. Nos alquilamos una casita y así empezamos, sin
nuestras familias, sin nuestros amigos y en otra cultura si
bien hispana, distinta. En seguida conocimos mucha gente
que hoy son nuestros grandes amigos argentinos y
mexicanos.