¨El Misterio de Belicena Villca¨
Toda la Antigüedad mediterránea pre griega conocía la existencia del“ Manzano de Tharsis”, hacia el que solían emprender peregrinaciones anuales los devotos de la Diosa del Fuego. En un comienzo, en efecto, los fresnos y manzanos estaban asociados a Navután y Frya, respectivamente. Posteriormente, luego de la alianza de sangre con los pueblos del Pacto Cultural, los Sacerdotes consagraron el Manzano de Tharsis a la Diosa Belisana y establecieron la costumbre de celebrar el Culto al pie de su añoso tronco. Para ello construyeron un altar de piedra compuesto de dos columnas y una losa transversal, sobre la que se asentaba la Lámpara Perenne: aquel fuego inmortal representaba a la Diosa, y el Manzano el camino a seguir. Conforme enseñaban los Sacerdotes, el Dios Creador escribió el Culto en la semilla del manzano; el árbol era sólo una parte del mensaje referido al destino del hombre; la flor, por ejemplo, equivalía al corazón del hombre, el asiento del Alma, y su forma, y su color, expresaban la Promesa de la Diosa; pero otra parte del mensaje estaba escrito en el rosal y la Promesa de la Diosa también lucía en su flor, en su forma y su color; el manzano y el rosal no sólo eran plantas de la misma familia sino que en realidad consistían en una sola planta: fue la Promesa de la Diosa la que dividió la semilla del manzano para que hubiesen varias flores diferentes, flores que revelarían el camino de la perfección a aquellos hombres que se entregasen a Ella y abrazasen su Culto.
Por supuesto, el mito que describía el Culto sólo sería revelado por los Sacerdotes a quienes ellos consideraban que estaban preparados para la iniciación en el sacerdocio, es decir, a quienes iban a ser también Sacerdotes. El significado, secreto, de la Promesa sería éste: el manzano y el rosal correspondían a dos estados o fases de la vida del hombre, como la niñez y la adultez, por ejemplo; cuando era“ como niño”, el hombre tenía su corazón semejante a la flor del manzano, que era blanca y sonrosada por fuera, y se desplegaba insensatamente; cuando fuese“ como adulto”, es decir, cuando fuese iniciado como Sacerdote del Culto o cuando fuese capaz de oficiarlo como un Sacerdote, tendría el corazón como la flor del rosal, que era del color del Fuego de la Diosa y jamás se desplegaba totalmente, como no fuera para morir; por eso existía en el mundo un solo manzano y muchos rosales: porque muchas serían las perfecciones que podría alcanzar el hombre que emprendiese el sacerdocio de la Diosa; la historia del manzano ya estaba escrita, en cambio la historia del rosal se estaba siempre escribiendo; y la mejor parte aún no había sido escrita: vendrían al mundo, algún día, hombres de un corazón tan perfecto, que entonces advendrían las rosas más bellas, como nunca se vieron antes en la Tierra.
Con esta explicación, se entenderá por qué los Sacerdotes habían permitido que un viejo rosal de pitiminí se hubiera enrollado como una serpiente en el tronco del Manzano de Tharsis: indudablemente, tal disposición de los dos árboles era necesaria para representar el significado secreto del Culto. El ritual obligaba a adorar el Fuego de la Diosa y admirar la flor del manzano, deseando intensamente que la Diosa cumpliese la Promesa y el corazón del Sacerdote se tornase como la flor del rosal. Pero el pueblo, que habitualmente ignoraba esta interpretación del Culto, acudía de todas partes al Manzano de Tharsis para realizar sus ofrendas ante el Altar de Fuego de la Diosa.
Cuando mis antepasados adquirieron los derechos del Señorío de Tharsis, que entonces era muy reducido y estaba devastado por la reciente guerra contra los fenicios, se hicieron cargo naturalmente del Culto Local, aunque carecían de una Lámpara Perenne. Prácticamente no introdujeron reformas en lo referente a la Promesa pues aceptaban como un hecho que el corazón estaba relacionado con la flor del manzano y que la adoración a la Diosa ocasionaría una trasmutación análoga a la flor del rosal. Sólo en lo Tocante al Fuego se pudo apreciar el primer efecto visible que la misión familiar estaba causando en los Señores de Tharsis; agregaron al título de la Diosa la palabra“ frío”, vale decir, que Belisana era ahora“ la Diosa del Fuego Frío”. Explicaron ese cambio como una revelación local de la Diosa. Ella había hablado a los Señores de Tharsis; en la comunicación, afirmaba que sería Su Fuego el que se instalaría en el corazón del hombre y lo trasmutaría; y que ese Fuego, al principio extremadamente cálido, finalmente se tornaría más frío que el hielo: y sería ese Fuego Frío el que produciría la mutación de la naturaleza humana.
Hay que ver en este cambio algo más que un simple agregado de palabras: era la primera vez que en un Culto aparecía la posibilidad de enfrentar y superar al temor, es decir, al sentimiento que en todos los Cultos aseguraba la sumisión del creyente; el temor a los Dioses
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