El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 226
¨El Misterio de Belicena Villca¨
hebreo y Caín, el labrador, a la figura del hombre de linaje hiperbóreo. Cuenta la leyenda que
a Jehová Satanás le resultaron agradables las ofrendas de sangre de Abel el pastor,
consistentes en el sacrificio de los corderos primogénitos “con su grasa”, y en cambio
despreció los “frutos de la tierra” que exhibía Caín. Tal actitud por parte del Dios de la Materia
constituyó una revelación para Caín: el descubrimiento de las verdaderas intenciones del
Creador y la esencia materialista y servil de los pastores. Entonces Caín decidió matar a Abel,
el Alma creada, lo que motivó a Jehová para denunciar que era portador de una marca que
delataba su condición de asesino. Dicho signo sería reconocido en todas las Épocas, por
aquellos que fuesen “como Abel”, en quienes demostrasen ser “como Caín”.
Aquel especial criterio afectivo de Jehová Satanás se ha perpetuado a través de los siglos
en el odio que los hebreos sienten hacia los linajes hiperbóreos, odio que, no se olvide,
proviene del Demiurgo puesto que “Israel es Jehová”. A los hombres mentecatos, es decir,
a quienes se les ha lavado el cerebro para posteriormente convertirlos en fanáticos creyentes
de la Biblia, siempre les resulta difícil justificar la predilección de Jehová “Dios” por el sacrificio
sangriento de Abel y el desprecio de la producción agrícola de Caín. Empero, todo se aclara si
se lee bajo el lenguaje cabalístico, cifrado, del Génesis, una interpretación antiquísima del
Holocausto de Fuego. En efecto, “el holocausto del cordero primogénito con su grasa”
[Génesis 4,4], representa al Holocausto de la Muerte Final de la Humanidad y su
transformación en la lejía que “lavará la Señal Abominable que está grabada en la Piedra
Caliente”: la oblación de Abel sería luego quemada, tal como hacen hasta hoy los hebreos con
los cuerpos de los animales sacrificados, y “la grasa”, mezclada con la ceniza, formaría el
jabón, la lejía, que lavaría la mancha simbólica del “pecado de Caín”; tal “pecado” es,
naturalmente, ser “agricultor”, sembrador de cereales, adorador de la Diosa Ama, o Ceres, o
Deméter, o la Virgen de Agartha, la madre de Navután, es decir, quien entregó la semilla del
trigo a los hombres, la Semilla del Niño de Piedra. La “marca de Caín” es, entonces, la Señal
en la Piedra Caliente, el