El Misterio de Belicena Villca El Misterio de Belicena Villca Edición 2017 | Page 119
¨El Misterio de Belicena Villca¨
las Cátaros, a los herejes judíos debía ofrecérseles la posibilidad de conversión al catolicismo,
con lo cual salvaban la vida, cosa a la que estos solían acceder sin problemas
transformándose en marranos, es decir, conservando su religión en secreto y simulando ser
cristianos, contrariamente a los Hombres Puros, quienes preferían morir antes que faltar al
Honor y mentir sobre sus creencias religiosas.
En Resumen, el tiempo fue pasando, la herejía cátara fue cediendo paso a la más
tranquilizadora religión católica, los furores iniciales de la Inquisición se fueron aplacando, y la
Orden de Predicadores fue complementando su injustificada celebridad de organización
represora con otra fama más acorde con el Espíritu de sus fundadores: el de Orden dedicada
al estudio, a la enseñanza, y a la predicación de la fe católica. El gran sistema teológico de la
Escolástica se debe en alto grado a la obra de notables pensadores y escritores domínicos,
que en casi todos los casos no eran Iniciados pero estaban guiados secretamente por ellos.
Para desarrollar esta actividad la Orden se concentró en dos universidades prestigiosas, la de
Oxford y la de París: bastará con recordar que profesores como el alemán San Alberto Magno
o Santo Tomás de Aquino fueron domínicos, para comprender que la fama adquirida por la
Orden estaba aquí sí, plenamente justificada. Pero fueron también domínicos Rolando de
Cremona, que enseñó en París entre 1229 y 1231; Pedro de Tarantasia, que lo hizo desde
1258 a 1265 y llegó a ser Papa con el nombre de Inocencio V en 1276; Rogerio Bacón,
Ricardo de Fischare y Vicente de Beauvais, en Oxford, etc.
Hay que tener presente, Dr. Siegnagel, que los Señores de Tharsis poseían la Sabiduría
Hiperbórea y, en consecuencia, obraban de acuerdo a una perspectiva histórica milenaria;
consideraban por ejemplo que aquellas décadas de influencia Golen eran inevitables pero que,
finalmente, pasarían: llegaría entonces el momento de expurgar la Orden. Porque eso era
lo estratégicamente importante: preservar el control de la Orden y la institución de la
Inquisición para una oportunidad futura; cuando ésta se presentase, toda la fuerza del horror
y la represión desatada por los Golen cistercienses, como en un golpe de jiu-jitsu, podría ser
vuelta en contra de sus propios generadores; y nadie se sentiría ofendido por ello,
especialmente en el Languedoc