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E L LIBRO DE LA VERDAD Y DE LA VIDA
ral donde tienen que estar y no como meros esclavos de las
personas.
Otra cruel costumbre es tener aves enjauladas. En este
caso, igual que con la esclavitud, solo se tiene en cuenta los
intereses de los dueños, pero el animal es considerado como
un mero objeto sin derechos ni sentimientos cuyo único
fin es entretener a quienes les enjaulan.
Lo mismo ocurre con el circo donde a los animales se les
hace realizar ridículas piruetas a cambio de comida en un
ejemplo de completo desprecio a su modo de vida natural.
Aquellas personas que afirman estar en contra de las prác-
ticas esclavistas deberían demostrarlo aplicándolo tam-
bién al trato con los animales. Sería deseable que los paí-
ses que en sus leyes establecen como regla básica el re-
chazo al sufrimiento innecesario de los animales fueran
un modelo a imitar para los demás.
EL CINE Y LOS DEPORTES
Podría decirse que tanto el cine como los deportes tie-
nen como finalidad mantener nuestros sentidos despiertos
ante una situación de riesgo, pues, en realidad, lo que se
hace en ellos es representar de forma aparente una situa-
ción de conflicto o violencia, pero de manera simbólica, es
decir, que estos juegos o representaciones cinematográficas
nos sirven como forma de mantener nuestros sentidos des-
piertos y entrenados ante el riesgo de un auténtico pro-
blema real; por ello, tanto los enfrentamientos simbólicos
representados en el cine como los que se dan en los depor-
tes resultan socialmente útiles.
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