El libro de la verdad y de la vida El libro de la verdad y de la vida | Page 134

E L LIBRO DE LA VERDAD Y DE LA VIDA También quisiera subrayar que no considero la pena de muerte como una solución necesaria cuando los mecanis- mos económicos de una sociedad marchan bien o no exis- ten problemas de fuerza mayor, como pueda ser una guerra. Sin embargo, también hay que decir que cuando un preso condenado a cadena perpetua mostrase su deseo a morir de forma voluntaria y se pudiera demostrar que no ha habido coacción en ello, el Estado tampoco tendría nin- guna razón para impedírselo. En tal caso, se le podrían ofre- cer los medios para que esto ocurriese de forma transparente e indolora. Hay que tener en cuenta que una sociedad que se pre- cie no puede dejar los cabos sueltos en estos temas y el men- saje que el Estado tiene que transmitir a los ciudadanos es que los crímenes tienen que tener su castigo, especialmente las violaciones o los asesinatos en serie. Por supuesto, todos los presos se beneficiarían de las políticas de reducción de condena por buena conducta u otras causas, pero estos be- neficios no podrían suponer una reducción mayor al veinte por ciento de la condena total, por lo que presos, como los asesinos en serie, condenados a penas elevadas no podrían volver a salir de la cárcel, lo cual es lógico si se quiere hacer justicia con sus víctimas. En cuanto a los permisos penitenciarios, ese es otro ejemplo de distanciamiento entre los políticos y la socie- dad, porque solo se deben de dar a los presos que estén a punto de cumplir sus condenas, pues no se trata de traba- jadores que regresen a su casas los fines de semana, sino de delincuentes que están en la cárcel porque no están en con- diciones de encontrarse en libertad. 134