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ner, ya que podría perjudicar su estabilidad interna y, por
tanto, sus resultados económicos.
También es importante que los gobiernos reconozcan el
derecho a la propiedad privada, pero no solo con respecto
a las empresas, sino también a los propietarios de viviendas
sobre sus inquilinos. Un propietario tiene que tener el de-
recho reconocido a disponer de su vivienda siempre que lo
desee tras un periodo prudencial, y si el inquilino tiene di-
ficultades económicas no es justo esperar que page las con-
secuencias el propietario. Lo correcto es que pase a formar
parte de un programa de asistencia social del Estado.
EL FRAUDE DE LA LEY
Una de las grandes traiciones de los políticos actuales
hacia su sociedad es la condescendencia hacia los crimina-
les que se da en estas falsas democracias. Mientras que a los
delincuentes se les considera como ciudadanos con dere-
chos, a las víctimas se las trata con desprecio y desidia por
parte de la ley. De esto no se puede culpar a los jueces, pues
ellos cumplen las órdenes dadas por los políticos, y es a ellos
a quienes hay que pedirles responsabilidades. Un ciuda-
dano pobre lo único que tiene es su familia y su pobreza y
no espera que los políticos dejen de enriquecerse, pero sí
que esos políticos les protejan de los criminales. Por ello,
uno de los mayores crímenes de la política aplicado en al-
gunos países consiste en poner un tope ridículo en el nú-
mero de años a cumplir en prisión, y es que, en algunos
casos, asesinos en serie se ven puestos en libertad tras
cumplir una parte mínima de sus condenas, y todo por la
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