EL LIBRO DE ENOC
Los pilotos de los navíos no le temen al mar y los pecadores no le temen
al Más Alto.
Capítulo 102
En esos días si Él lanza sobre vosotros un fuego terrible ¿a dónde huiréis
y cómo os salvaréis? Y si lanza su palabra sobre vosotros ¿no estaréis
consternados y no temblaréis?
Todas las luminarias serán presas de un gran temor y la tierra entera
estará aterrada, temblará y se alarmará.
Todos los ángeles ejecutarán sus órdenes y buscarán ocultarse a sí
mismos de la presencia de la Gran Gloria; los hijos de la tierra temblarán
y se estremecerán y vosotros pecadores seréis malditos para siempre y
no tendréis paz.
No temáis vosotras, almas de los justos; tened esperanza vosotros que
habéis muerto en la justicia.
No os entristezcáis si vuestra alma h descendido con dolor a la tumba y
si a vuestro cuerpo no le ha ido en vida de acuerdo con vuestra bondad.
En cambio, espera el día del juicio de los pecadores, el día de la maldición
y el castigo.
Cuando morís, los pecadores dicen de vosotros: «Tal como nosotros
estamos muertos, los justos están muertos, ¿qué provecho han sacado
de sus obras?
"Al igual que nosotros ellos han muerto en la tristeza y en las tinieblas y
¿qué tienen de más que nosotros? Desde ahora somos iguales.
«¿Qué se llevarán y qué verán en la eternidad? Porque he aquí que ellos
han muerto también y desde ahora no verán la luz».
Yo os digo: «A vosotros pecadores os basta comer y beber, robar, pecar,
despojar a los hombres, adquirir riquezas y vivir felices días. (Is 22:15;
1Co 15:32)
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