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EL LIBRO DE ENOC todas las bestias salvajes y esas bestias no tuvieron más poder entre las ovejas ni les guiaron más. Esa casa llegó a ser grande y amplia y fue edificada por esas ovejas. Una torre elevada y grande fue construida sobre la casa, para el Señor de las ovejas. El campamento era bajo, pero la torre muy alta y el Señor de las ovejas se mantenía sobre ella y ofrecieron ante Él una mesa llena. Después vi a esas ovejas errar de nuevo e ir por una multitud de caminos y abandonar su casa. El Señor de las ovejas llamó de entre ellas a algunas ovejas y las envió al lado de las ovejas, pero las ovejas comenzaron a asesinarlas. Pero, una de ellas fue salvada y no fue muerta, salió y gritó a causa de las ovejas y ellas quisieron matarla, pero el Señor de las ovejas la salvó de entre las manos de las ovejas, la hizo subir y habitar cerca de mí. Él envió sin embargo muchas otras ovejas a esas ovejas para testificarles y para lamentarse sobre ellas. Después las vi abandonar la casa del Señor y su torre; erraban en todo y sus ojos estaban cerrado. Vi al Señor de las ovejas hacer una gran carnicería con ellas, hasta que esas ovejas provocaron la carnicería y traicionaron su puesto. Él las abandonó en las manos de los leones y los tigres, de los lobos y las hienas, de los zorros y de todas las bestias salvajes, que comenzaron a despedazar a estas ovejas. Las vi abandonar su casa y su torre y entregarlas a los leones para que las destrozaran y devoraran. Me puse a gritar con todas mis fuerzas y a llamar al señor de las ovejas y le hice ver que las ovejas eran devoradas por todas las bestias salvajes. Pero Él permaneció inmutable y cuando las vio se alegró al ver que era devoradas, tragadas y robadas y las abandono para que fueran pasto de las bestias. Él llamó a setenta pastores y les entregó a esas ovejas para que las llevaran a pastar y le dijo a los pastores y a sus acompañantes: «Que cada uno de vosotros lleve de ahora en adelante a las ovejas a pacer y todo lo que os ordene, hacedlo. 104