A-MORT
La liberación espiritual conlleva a forzar esa transmutación interna como individuo, no se puede adquirir tal compromiso sin el aval de uno mismo. La honestidad y la lealtad son estandartes tan valiosos e importantes como el arte de la guerra y del A-mort, sin ellos no podríamos acceder a los asuntos divinos.
No es necesario saber varias lenguas o tener vastos conocimientos cognoscitivos cuando se puede ver con la sangre, saber lo que siempre se supo es algo mágico, un regalo de los Dioses. La rutina diaria, los avatares del sistema, el trabajo fatigoso, los dramas cotidianos, tanto familiares como sociales, nos sumergen en un hondo problema del ser como una enfermedad, impermeabilizando todos aquellos fenómenos que pasan frente a nuestra mirada incautamente. Los guerreros Hiperbóreos entienden esta vida de ilusión como una guerra contra un mundo que hay que transmutar, esta guerra dura toda la vida. La transmutación que busca el guerrero como lo he venido mencionando, empieza desde el interior de uno mismo, en el propio ser. Una guerra contra el propio ser demiurgico como la de Nimrod contra el dragón Enlil, sin esta convicción toda lucha exterior sería estéril.
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