A-MORT
abruptamente todo contexto, se cruzan puertas a
otros mundos de piedra, de silencio, miles de
espectros asechan tras las sombras expectantes para
presenciar la consumación de lo sagrado.
El desenfreno de dejar todo en los campos de batalla,
pues es luz, es fuego perene. Lo que sienten los
espíritus en el A-mort, brota de la sangre, de lo que
se es, no necesita alimento; será hasta el final la luz
que nunca se extinguirá. ¿Quién entonces puede A-
mar así? No hay palabras sagradas creadas que
puedan definir el idilio eterno que viven los A-
mantes reencontrados en este mundo de ilusión.
¿Cómo pudieron olvidar? La venganza será más que
implacable contra Jehová-Satanás y sus huestes
malignas, por haber provocado con magia negra y
mal habida, el olvido del rostro A-mado a la manera
del drama de Sigfrido y Brunilda y su A-mort eterno.
Pelearé en este infierno y prevaleceré, pues no he
muerto, más bien he conseguido una gema brillante y
hermosa para tu sortija de bodas que celebraremos en
los mundos verdaderos, esa gema ese cristal es mi
alma arrebatada al demiurgo.
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