daño. «Al menos tú sabes qué es», continuo. El gato se dispone
a dormir, orgulloso, como si supiera que debería estarlo. Muy
pocos reconocen la parte que les falta.
No quiero moverme para no despertarlo, así que decido
pasar la noche allí mismo, en el sofá. De todas formas, el
dolor de espalda que sentiré mañana será menor que el de
enfrentarme a la noche sin compañía.
31