I
VUELVE SOLA A CASA
«El agua cae erosionando la acera mientras un gorrión se
baña. Las gotas chocan contra el suelo al ritmo de los tacones
de la chica, que vuelve sola a casa», recitó mentalmente Oriana
mirando su sombra en movimiento. Unas luces de neón rojas
se encendían y apagaban como si alguien supiera de su estado
de emergencia. «Aguanta hasta llegar a la cama», se dijo. Más
que una orden, fue un propósito.
Volvía de tomar algo con sus amigas, Claudia y Lorena.
Bebió moscatel con un toque de naranja mientras atendía
la conversación sin perder detalle. Quería aprender todo lo
posible de ellas, que sabían lo que no estaba en los libros.
La compañía le reavivó el espíritu y ahora le hervía la
sangre aunque llevase mucho tiempo sin dormir bien. Ellas
querían cambiar de trabajo, tener un hijo y comprar el nuevo
pintalabios. Todo a la vez.
Tropezó y un gorrión se apartó de su camino sin asustarse,
aunque Oriana no lo vio, como muchas otras cosas. El pajarillo
la ignoró y fue a saltos hasta otro de los charcos que se habían
formado en el suelo. El agua de los aires acondicionados caía
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