El-insomnio-de-Oriana teaser | Page 26

Soy impaciente e inquieto. Voy de un lado a otro. Me canso de lo que hago o lo que veo enseguida. Por eso, este es mi tercer puesto de trabajo en un año. Siempre me entrego por completo a mi nuevo descubrimiento y, cuando ya lo domino, me largo. No sé qué tendría que valorar para quedarme. Lo que sí siento es una ansiedad continua por que no estoy viviendo lo suficiente y, quizás, por eso la vida no esté hecha para mí. Puede ser que solo me quede esperar hasta la muerte con la más áspera de las impaciencias. Ojalá saber qué me mantiene alerta, qué he venido a buscar o qué no encuentro. Si así fuera, le vería algún sentido a estas estas ganas que tengo dentro de mí. En cambio, no es así y el paso del tiempo me pone nervioso. Es como si no me diera lugar a hacer algo que todavía no sé muy bien qué es. Ni idea de qué estoy esperando ni a quién. Solo me libero cuando pongo mis pensamientos en un papel. A veces pienso en ello constantemente y no consigo parar de hacerlo hasta que escribo una lista. También anoto lo que quiero hacer y no me da tiempo. Así descanso. Es la única solución que he encontrado para sentirme más tranquilo. Descansar para mí también es esperar porque cuando lo he hecho ha sido obligado. Odio dormir más de lo necesario. No soporto cuando tengo que guardar cama al caer enfermo. No es fácil quedarme allí quieto sin hacer nada hasta recuperarme. A veces hablo conmigo mismo en plural, por el poco control que tengo sobre mí, sobre mis nervios y lo que me rodea. Cuando no consigo mantener la calma, me dirijo paso a paso con la mente. Hago las cosas a conciencia para que no me frene el miedo. «Ahora hago esto, luego lo otro», me digo. Con la gente me ocurre igual. Voy de un amor a otro. A veces temo ser capaz de olvidarme del mundo. No siempre fui así. Una vez amé con todo mi corazón y estaba preparado 26