Opinión
Como ya se descrito en este artículo los gorilas son primates herbívoros que habitan los bosques de África central, si bien pueden llegar a consumir algunos insectos, lo que representa sólo del 1 al 2 por ciento de su dieta, y es el más grande de los primates vivos.
Su ADN es en un 97%–98% igual al humano, siendo el más cercano a éste después de las dos especies de chimpancé
Se desplazan generalmente a cuatro patas. Sus extremidades anteriores son más alargadas que las posteriores y se asemejan a brazos, aunque son utilizadas también como punto de apoyo al caminar. Una de las similitudes que poseen con los humanos es su altura y peso ya que los machos miden entre 1,65 y 1,75 m de altura, y pesan entre 140 y 200 kg. Mientras las hembras pesan aproximadamente la mitad que los machos. Aun así, un gorila obeso en cautividad ha alcanzado los 270 kg. La estructura facial del gorila se conoce como de «mandíbula protuberante», pues la mandíbula es mucho mayor que el maxilar.
Así mismo la gestación dura 8 meses y medio y normalmente pasan 3 ó 4 años entre nacimientos, (que es relativamente igual al de una mujer promedio), las crías viven con sus madres 3 ó 4 años. Las hembras maduran cuando tienen entre 10 y 12 años (en cautividad, antes); los machos entre los 11 y los 13. La esperanza de vida es de 30 a 50 años. El Massa, del zoológico de Filadelfia, tiene el récord de longevidad: murió a los 54 años.
Además, todos los gorilas comparten el mismo tipo de sangre (B) y, como los humanos, cada gorila tiene huellas digitales únicas que lo identifican.
Los gorilas son un género en peligro de extinción, y sus especies han sido blanco de cazadores furtivos durante mucho tiempo. Las amenazas a la supervivencia de los gorilas incluyen la destrucción de su hábitat y la cacería. Esta última se ha incrementado con los conflictos armados en los países en que habita, y un creciente interés en zonas afluentes por las «carnes exóticas».