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Balcones y terrazas:
pequeños paraísos
con la mayor soltura en caso de necesidad.
Un pequeño espacio al aire libre puede convertirse en
un paraíso, no digamos si los metros se apoderan de la
última planta y le regalan una vida en la ciudad en la que
parece, pese a los tejados de los edificios, que se encuentra en plena naturaleza.
Inmaculada Tapia, Metros Cúbicos
Si lo decoras de acuerdo a tus posibilidades, se convertirá en un rincón en el que refugiarte. Detalles sencillos,
que no ocupan espacio, pero que cumplen su función
a la perfección, pueden darte la solución para una cena
romántica al aire libre, para un desayuno relajado, o para
un aperitivo sin prisas.
Un macetero metálico en tonos intensos para colgar,
solucionará problemas de espacio. Otra opción es un
macetero metálico para barandilla, que dispone de
anclajes que permiten insertarlo alrededor del tubo y
ajustarlo a la medida, un idea práctica y muy válida para
no prescindir del apartado natural que se presupone se
debe disfrutar al aire libre.
El servicio de decoración de El Corte Inglés propone
huir del aire acondicionado, tan propicio para combatir
el calor, pero tan pernicioso para la garganta, y decorar
ese espacio del exterior de la casa para gozarlo. “No hay
que olvidar que para que el balcón resulte un espacio
agradable hay que ambientarlo de una manera atractiva,
por pequeño que sea”, comentan desde el departamento
de decoración.
Colores atrevidos, como el rojo o el verde, rivalizan con
el blanco, un tono que da protagonismo al verdor de
las plantas, para las que también encontramos sitio, si
sabemos buscarlo.
En uno de los extremos del balcón puede colocar una
estantería y, en lugar de colocar los tradicionales libros,
sustitúyelos por plantas ligeras, de flor corta o que
caiga sobre la del estante inferior. Un elemento útil que
también le permitirá colocar revistas o los instrumentos
necesarios para su cuidado.
Contemplar el cielo de la ciudad al atardecer, o mirar el amanecer de un fin de semana cuando, sin prisas y por puro placer
decides levantarte sin que el despertador
te apresure, apoyado en el quicio de la
puerta de la terraza o sobre la barandilla,
resulta un placer inigualable. Es como encontrarse dentro de una burbuja en medio
de la ciudad.
¿Dónde nos sentamos? Cuando el balcón es
tan pequeño, que no llega a tener el calificativo de terraza, el espacio juega en nuestra
contra, pero los complementos, no.
Para las noches, las propuestas se concentran en portavelas metálicos en varios colores, que incorporan un
práctico sistema que se cuelga a la barandilla, con lo que
se evita que ocupe un lugar sobre la mesa. Es una buena
opción para decorar e iluminar.
Se imaginativo para vivir el sol. Puedes encontrar sombrillas para cubrir lo más y también para lo menos, todo
depende de si prefieres salir a esa terraza en las horas
centrales del día o en otros momentos donde la intensidad del sol no te deslumbra.
Otra de las posibilidades que brindan, esta quizá más
arriesgada, es completar la iluminación creando un juego
de luces y sombras con antorchas de barandilla, que
provocará un toque cálido de verano, cual si una hoguera
en la playa se tratara, mientras suenan imaginativamente
las olas.
El error es convertir ese espacio en un cajón desastre,
en el trastero que no tenemos y llenarlo de cachivaches
que no utilizamos a diario; la despensa que nos falta en la
cocina o el zapatero en el que poner el calzado de otras
temporadas, con la escalera o la bicicleta de los niños por
el medio.
La firma Ikea, especialista en decorar áreas reducidas,
propone sillas y mesa plegables de manera que podamos
disponer de ellas, según el número de personas que haya
en ese momento, de forma que no resulte, a primera vista, un lugar donde no hay hueco ni para los pies. Muebles
flexibles que permiten jugar con el espacio y recogerse
No descuide su pequeño edén.
Opciones no le faltan, es cuestión de imaginación.
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