EL ETERNO | Page 3

El descendimiento de Zaratustra

La tesis planteada en este primer momento, es el difícil camino que se debe emprender el ser humano ordinario para comprender y transformase (evolucionar) en el súper hombre. Y la incomprendida y trágica labor del que quiere enseñar a otros este ideal.

Lo arduo de este camino de crecimiento se expresa mediante la figura del ocaso de Zaratustra, donde a través de un proceso de descendimiento por amor a los hombres, (un paralelismo a la kénosis cristiana), se baja de la montaña, se atraviesa el bosque y se llega a la ciudad, donde están los hombres, convocados por el espectáculo circense de un equilibrista, lo cual termina en una tragedia.

Este primer discurso de Zaratustra, que podría equipararse en ciertas alegorías al mito de la caverna de Platón, expresa el profundo deseo de sacar al hombre de la infelicidad y presupuestos falsos, (productos culturales y doctrinas religiosas) que reprímeme su ser y no lo deja crecer, privándolo de vivir el presente, todo por cultivar un fututo en el más haya, sin saber que esa esperanza, desapareció ya que dios mismo murió.

Resulta para Zaratustra más fácil comunicarse con los animales que con los hombres; por ello en este prólogo encontramos sentencias tales como “He encontrado más peligros entre los hombres que entre los animales, peligrosos son los caminos que recorre Zaratustra. ¡Que mis animales me guíen!”. Y al finalizar, tras una noche de hambre y ardua caminata, y después de tener como compañero a un cadáver, los rayos de sol y su corazón le hacen caer en cuanta que necesita unos buenos interlocutores, esos serán sus dos animales de compañía el águila y la serpiente.

A estas menciones de los animales, se le puede sumar su gran contemplación por la naturaleza “Sin duda he vivido demasiado tiempo en las montañas, he escuchado demasiado a los arroyos y a los árboles…” estas alusiones permiten seguir resonando las ideas entre lo apolíneo y lo dionisiaco, espectros por los cuales el hombre se mueve, negando su propia naturaleza o asumiéndola en un despliegue total de los sentidos.

Al ver el rechazo de los hombres, sea cual sea su condición (santo, ermita, pastor, bufón, sepulturero, etc) se descubre que el camino del super hombre no es para todos; unos prefieren quedarse solitarios alabando a su dios muerto, otros en el bullicio y el espectáculo de la plaza, y al final y quizás sin percatarse, algunos solo hablan y cargan muertos. Todo impide llegar alcanzar el verdadero potencial, el super hombre.

William Ricardo Gómez Viscaya

Estudiante de licenciatura en filosofía, UNAD.

La descendencia de Zarasustra

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