El Enfoque por Competencias en las Ciencias Básicas Ebook | Page 151

EL ENFOQUE POR COMPETENCIAS EN LAS CIENCIAS BÁSICAS. CASOS Y EJEMPLOS EN EDUCACIÓN EN INGENIERÍA samente en una asignatura. Se requieren diferentes asignaturas para facilitar la compren- sión de lo que cada una de estas contribuye a cada competencia [4]. Por otro lado, todos estos recursos individuales implican un trabajo de contextualización y de anclaje en la acción: la competencia solo se revela en el contexto, la cotidianidad y la situación, y sólo se evalúa ante los hechos que la validan. Esto pone en juego la competencia del docente como tal al momento de organizar el dictado de su asignatura [5] [6]. Para los docentes de matemática esto es un verdadero desafío; su tarea comprende la organización matemática, como herramienta fundamental para modelar y el diseño didác- tico, desarrollando tareas que faciliten el aprendizaje de nuevos saberes y la movilización de otros previos. Pero los contenidos matemáticos no deben entregarse al puro utilitaris- mo y a la mera perspectiva funcional; estos son indispensables como apoyo conceptual al servicio de las prácticas ingenieriles por el lenguaje que les brindan, pero al mismo tiempo representan el ejercicio de una competencia transversal que debe estar arraigada en el espíritu de cualquier ingeniero: la convocatoria a pensar. En este siglo tenemos un acceso casi ilimitado y abrumador a fuentes de información. Pero la comprensión requiere un tiempo que no es cronológico sino que responde al con- cepto de tiempo lógico para adquirir una certidumbre [7]. Es un proceso individual cuyo momento de concluir el alumno lo percibe porque tiene una idea certera del concepto y de qué puede hacer con él. El docente está como facilitador y promotor de esta travesía que concluye en una certidumbre. Porque el docente tiene la responsabilidad de crear situaciones que favorezcan la emergencia del deseo de aprender, pero no puede desear en lugar del alumno [8]. En este artículo se propone la estrategia didáctica de resolución de problemas, pro- moviendo el aprendizaje activo de los estudiantes y el desarrollo de capacidades técnicas propias de la formación, intentando seguir los lineamientos de un modelo funcional de enseñanza [4]. Esta estrategia comienza a través de la selección de un problema que se considere un buen ejemplo ¿Qué es un buen ejemplo? Un problema real, lo más cercano a la cotidia- nidad del alumno y que, por sobre todo, le genere empatía: que el alumno crea que ese problema vale la pena abordarlo. Pero al mismo tiempo, que ese abordaje lo ubique frente a la limitación que representa conocimientos previos insuficientes, tomando conciencia de que debe involucrarse en forma activa en su aprendizaje para lograrlo. Requiere la puesta en marcha de una maquinaria donde se generen tanto respuestas como nuevas preguntas. Desde la concepción de Bachelard, que despierte el espíritu científico: “Para un espíritu 151 Ir al Índice 3