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Capitalismo vs Pobreza. La cara visible de una realidad actual
En las últimas décadas una serie de factores económicos, culturales, laborales y políticos en el ámbito nacional,
coincidieron hacia una profunda modificación de la vida social en la Argentina. Potenciados por la revolución
tecnológica que invadió con fuerza a comienzos de la década de los setenta, esta alteración de materiales,
organización del trabajo, valores, creencias ideológicas y tecnológicas tuvo un alto costo, comprendido en la
exclusión social, con la falta casi total de ciudadanía y de derechos humanos básicos e irrenunciables.
Macarena Mustone
Los sectores modernos
incorporaban la mano de obra
liberada por aquellos otros
arcaicos. El trabajo es un
medio de subsistencia,
proporciona identidad, sentido
de pertenencia, cuya
contradicción de igual forma,
es pobreza, marginalidad y
exclusión. Excluido es quien
no posee un trabajo
socialmente útil, pasa de ser
sujeto a objeto. La cruda
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situación social actual está
determinada por un altísimo
nivel de desempleo,
marginación social, exclusión
económica y escasa ciudadanía
política. Éstas son distintas
formas de violencia
desempeñadas desde el Estado
y la sociedad civil provocando
respuestas violentas. Entre los
motivos de esta debate,
hallamos al sistema capitalista
que antepone lo económico por
sobre lo social. Estableciendo
reglas de juego, comenzando
con sus propias necesidades y
favoreciendo sus posiciones y
beneficios en los organismos.
Segmentaron el mercado de
trabajo, estableciendo allí una
frontera entre los incluidos y
los excluidos del sistema, estos
últimos, castigados a la
pobreza.
Por acción u omisión el poder político y determinado sector empresarial
tiene responsabilidad en esta fase. Sólo se necesita disposición política de
cambio y el convenio de una sociedad nacional que sueñe con un mundo
más justo e igualitario. Vivimos en una sociedad con 12 millones de
personas en completo estado de pobreza, y, según datos de U.N.I.C.E.F.
existen en el mundo 352 millones de niños que trabajan, atentando contra
los derechos. La opción es, aprobar este régimen de trabajo o la
desocupación y el hambre. Vivimos en una situación de arbitrariedad global,
dentro de un sistema económico, político y social exclusivo en el cual la
vida humana cada día tiene menos valor. La sociedad capitalista ampara sus
propios intereses sin preocuparse por los efectos que esa acción pueda tener sobre la sociedad actual. Las
principales carencias de estos hogares son: el déficit en accesos educativos, el acceso a servicios básicos y
a recursos de información. Seguidos por, los hogares sin adhesión al empleo registrado y al sistema de seguridad
social, a una vivienda digna y a cobertura de salud.