Gentileza de El Trauko
http://go.to/trauko
él pero dejarlo es también difícil. Peter tiene poco carácter todavía, demasiado poca
voluntad, demasiado poco valor y fuerza moral. En el fondo, sólo es un niño, no mayor que
yo; no pide más que dicha y tranquilidad.
¿Es que, en verdad, no tengo más que catorce años? ¿Es que soy todavía una
colegiala tonta? ¿Una personita sin experiencia, desde todo punto de vista? No. Tengo más
experiencia que los demás; poseo una experiencia que pocas personas de mi edad han
conocido. Tengo miedo de mí misma, miedo de que mi deseo me arrastre, y miedo de no
mantenerme recta, más tarde, con otros muchachos. ¡Oh, qué difícil es! Los sentimientos y
el corazón están en lucha constante. Cada uno hablará en su momento, pero ¿cómo saber si
he elegido bien ese momento? Tuya,
ANA
Martes 2 de mayo de 1944
Querida Kitty:
El sábado por la noche pregunté a Peter si no opinaba que yo debía contarle algo a
papá; consintió, después de alguna vacilación. Eso me puso contenta, pues demostraba la
pureza de sus sentimientos. Al volver a nuestras habitaciones propuse inmediatamente ir a
buscar el agua con papá. En la escalera le dije:
—Papá, comprenderás sin duda que cuando me encuentro con Peter no estamos
sentados a un metro de distancia el uno del otro. ¿Qué te parece? ¿Está mal eso?
Papá no respondió en seguida; luego dijo:
—No, yo no lo encuentro mal , Ana; pero aquí, en este espacio restringido, sería
preferible que fueras prudente.
Dijo algo más en ese sentido cuando subimos nuevamente. El domingo en la
mañana me llamó para decirme:
—Ana, he reflexionado sobre lo que me has dicho.
Me sentí algo alarmada.
—No me parece muy apropiado lo que ocurre, aquí en esta casa por lo menos. Yo
les creía a ambos buenos camaradas. ¿Qué sucede? ¿Se ha enamorado Peter de ti?
—Nada de eso, en absoluto —contesté.
—Desde luego, les comprendo muy bien a ambos pero debes ser tú quien guarde
distancia; no vayas tan a menudo a su cuarto, no lo alientes al extremo que luego debas
arrepentirte. En estas cosas, el hombre es activo, y la mujer más moderada. En la vida
normal, cuando se circula libremente, es algo bien distinto; estás forzada a ver a otros
amigos y amigas, puedes alejarte por un tiempo, practicar deportes, hacer otras cosas; pero
aquí, puede suceder que quieras irte sin poder hacerlo; si no me engaño, ustedes se ven a
cada momento. Sé prudente, Ana, y no lo tomes demasiado en serio.
—No lo tomo en serio, papá, pero Peter es muy correcto y muy amable.
145