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E L D IARIO DE A NA F RANK necesariamente en serio todo lo que se dice en las conversaciones generales, pero que sí consideraría seriamente lo que yo dijera. Sin que pueda explicar por qué, me parece que lo expresa todo. Con el fin de aproximarme a mi ideal, he pensado llamar a mamá «Mammi», para no decir «Mamita». Ella es, por así decir, la «Mamita» incompleta. ¡Cuánto me gustaría llamarla así! Y, sin embargo, ella ignora todo eso. Afortunadamente, porque se apenaría demasiado. Pero ya me he desahogado bastante. Al escribir estas líneas he resucitado un tanto. Tuya, ANA Querida Kitty: El viernes a la noche recibí por primera vez en mi vida un regalo de Navidad. Miep, Elli, Koophuis y Kraler nos prepararon una deliciosa sorpresa. Miep hizo torta de Navidad, adornada con estas letras: «Paz 1944». Elli nos regaló medio kilo de galletas, calidad de preguerra. Peter, Margot y yo recibimos cada uno un frasco de yogur, y los mayores, una botella de cerveza. Todo estaba muy lindamente envuelto, con una imagen en cada paquetito. Aparte de eso, los días de Navidad pasaron rápidamente para nosotros. Tuya, ANA Sábado 25 de diciembre de 1943 Miércoles 29 de diciembre de 1943 Querida Kitty: Este día de Navidad me recuerda muy particularmente la historia de una amor de juventud que Pim me contó el año pasado, por la misma época. Entonces, no podía comprender tan bien el sentido de sus palabras. ¡Cómo me gustaría que volviera a hablarme de eso! Al menos, podría probarle mi simpatía. Pim debió de contarlo por necesidad de confiarse a alguien, aunque sólo fuera una vez, él, el confidente de tantos «secretos del corazón», porque Pim no habla nunca