El desastre de Chernobyl suplemento Chernobyl | Page 20
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Chernobyl, la naturaleza después de treinta y
tres años
Este año es de doble efeméride para Chernobyl, por un lado el 33
aniversario de su recordado accidente y por otra razón la finalización del
segundo sarcófago que cubrirá al primero (casi a punto de hundirse) y
garantizar la seguridad por un siglo.
26 de Abril del 1986, un aumento súbito de potencia en el reactor
número 4 de la central de Chernobyl, se produjo la explosión del hidrógeno
acumulado dentro del núcleo por sobrecalentamiento. Posteriormente, un
incendio que duró diez días. Los datos son escalofriantes. Más de 800.000
personas para acabar con la catástrofe, los “liquidadores”, terminaron
enfermos o muertos en su mayoría. Más de 130.000 personas fueron
evacuadas de la zona, aunque hay algunas, la mayoría gente mayor, que
ha decidido continuar a vivir en su pueblo de toda la vida a pesar de la
contaminación radiactiva. Se estima que la esperanza de vida en Ucrania,
que era de setenta y nueve años a los últimos años de la Unión Soviética,
cuando ocurrió el accidente, será de cincuenta y cinco años en 2020 a
causa de sus efectos.
La explosión del reactor fue grave pero más grave fue el posterior
incendio de la central que duró 10 días durante los cuales la radiación se
extendió mezclada con el humo y no se extendió más gracias a que llovió y
las partículas radiactivas se depositaron en el suelo.
Los seres vivos dentro del perímetro de influencia que abarcaba unos
30 km, la zona de exclusión, desde el epicentro radiactivo, tuvieron que
librar una batalla a escala celular. Y es que la naturaleza está sometida a la
radiactividad natural, creando mecanismos de reparación. Pero no al
resultado de un bombardeo de átomos radiactivos, como el que pasó. Tras
la marcha del hombre, pasaron años en los que existió una especie de
“calma muerta”.