El Decano. Número 43. Diciembre de 2018 El Decano. Número 43 | Page 38

Bienvenido de nuevo pitonazo al ojo izquierdo del torero. El torero, consciente, sabe que no volvería a ver por ese ojo. Pero vuelve al ruedo en lugar de irse a la enfermería. Torea con la muleta al toro como puede y lo mata, también como puede. Y, en esas circunstancias, aún pide perdón al público por no haber podido estar como quería en un gesto particularmente hermoso y emocionante. Al torerillo de corto se lo llevaron a la enfermería con un porrazo terrible en la cara. Pero entonces ya sabía que volvería a ponerse ese vestido de corto y que lucharía con todas sus fuerzas por ser figura del toreo. El torero de luces se fue por su propio pie a la enfermería de 38 la Plaza de Albacete, sabiendo ya que volvería a torear para seguir alimentando su espíritu delante del toro y para ser figura del toreo. El chavalín aquél de la Plaza de Murcia y el torero de la Plaza de Albacete tienen ocho en común. Los dos son de Lorca. Los dos supieron muy pronto del daño que hacen los animales bravos, ya sea becerritos chicos o toros con toda la barba. Los dos superaron adversidades con el punto de mira puesto fijamente en su sueño. Los dos, al fin, son la misma persona: Francisco José Ureña Valero: el niño se anunciaba Ureñita y el hombre se anuncia Paco Ureña.