El Decano. Número 43. Diciembre de 2018 El Decano. Número 43 | Page 16

Feria de Murcia 2018 Los novilleros Marcos y Ramón Serrano Sergio Galán y salida a hombros de los rejoneadores en el cierre de feria Por lo demás: el triunfo de Castella careció de relieve; El Juli dejó destellos sin arrebatar; Rafaelillo hizo el paseíllo más tranquilo que nunca apelando a la sensaciones que emanan del buen toreo, pero después de ver cómo el buen primero se iba al desolladero con las orejas tras haberlo toreado muy bien y haberlo matado muy mal, y cómo el precioso burraquito segundo se descomponía, se acostaba, se defendía y le jodía el invento después de haberlo esquivado a porta gayola, se le borró la sonrisa de paz interior y apretó los dientes para cortarle las orejas al tercero de su lote haciendo un esfuerzo, vendiendo el producto y, ésta vez sí, pegando un estocadón (cuánto de psicológico tiene el Toreo). El año de su reencuentro con Murcia tras tres de ausencia, con Ureña en 16 momentazo y Liria de celebración, Rafael no podía permitirse el lujo de irse andando de la Plaza. Paco Ureña, rotundo, soberbio, ambicioso hasta la imprudencia en tarde completísima (apremiaban su hambre, la plaza y los compañeros de cartel). Y quien pensara que la presencia de Pepín Liria en Murcia iba a ser anecdótica, se equivocó. Porque lo primero que hizo la prenda fue irse a porta gayola y jugarse después una voltereta en un farol de rodillas al hilo de las tablas. Pepín recuperó su origen y su esencia en esos trances y en el pase cambiado. Pero luego toreó estupendamente al buen toro de Victoriano. Y lo mató perfecto. Y le cortó las orejas. Tenía muy claro Liria que no había venido sólo a soplar las velas.