El Corán y el Termotanque | Tercer número | Page 8

¿A QUE —¿A que sí? —¿A que no? —¿A que sí? La noche anterior vieron Asfixia la peli del libro de Palanhiuk: los adictos al sexo se desnudan en baños públicos y dejan la puerta abierta, adrede. —¿A que no? —¿A que sí…? Se desnudan en baños de lujo primera clase de aviones que no desaparecen. Pero ellos son rosarinos y están en el baño del boliche de Uranga. ¿A que no?— dice él ¿A que sí…?— dice ella. Es domingo a la tarde, en el salón ocho hombres juegan naipes, ven carreras de San Isidro, partidos de fútbol sin interés. Junto al mostrador, un pizarrón verde con tiza: «Cena homenaje a La Dama del Cuore». Ella pregunta quién es la mujer, el mozo dice: —Es una yegua, que el domingo pasado ganó la 5° de San Isidro. Es de aquí de la cuadra de don Nasurdi. Ellos son turistas. Accidentales, buscando un montecito de Venus por Bombal llegaron hasta aquí. Piden dos cortados y las mujeres siempre tienen que ir al baño. ¿A que no…? A que sí. Ella pregunta al mozo por el váter y le señalan la única puerta, al fondo, en el patio. Ella arranca con una sonrisa de desafío y cuando pasa delante del pizarrón le cruza una raya de saliva por todo el largo al nombre de la yegua: «La Dama del Cuore» y ahí nomás, le echa la falta, lo mira directo en posición y distancia para que los parroquianos vean y oigan: —¿A que no…? Él espera un minuto y sale a buscarla. No hay dos baños, hay uno solo. 8