El Corán y el Termotanque | Quinto número Año 2, número 5 | Page 17

rando ser recompensado por los dioses de la noche . Recoge un palo o algo con forma de machete y empieza a pegarle en la cabeza , cuatro , cinco , seis … ¡ veinte golpes secos ! Estoy empezando a sentir , con el ruido del machete sobre la carne , el olor a terror mezclado con caca de mis calzones . Sigo inmóvil . Al menos ese nene ya dejó de sufrir , pienso , y Dios quiso librarlo del mal , evitándole un millón de trastornos y una vida de mierda regida por la angustia y el rencor , por la pérdida de la inocencia de tal modo . A los otros , por lo general , les sucede el olvido . Pero es muy raro que mueran habiendo sido felices … Esperen . Ahora se está levantando , y vendrá por mí , eso es seguro ; para él soy una amenaza porque vi todo . Está agarrando sus cosas , se acerca , tengo que hacer silencio y agazaparme , se me nubla la vista …
Ya se fue . Pero , ¿ cómo hizo para ignorarme ? ¿ Acaso tan escuálido soy que una columna puede cubrirme por completo ? No puedo pensar , estoy entre aliviado de no haber muerto y desesperado por lo que mis ojos acaban de aceptar . Voy a ir a la comisaría antes de que el gorila éste se aleje de la zona .
— Buenas noches . Dígame . — Vengo a denunciar una violación y un crimen que acabo de presenciar . — Tomo declaración . Nombre y apellido . — Roberto Bollardo ( con doble ele ) —¿ Ud . es el asesino ? — No , el cómplice . Vendría a ser el asesino virtual o parcial o algo así . — Ah , bueno . Ahora déme el nombre del asesino real . —¡ No lo sé ! Le digo que soy cómplice porque presencié la violación y el asesinato desde atrás de una columna , porque soy un terrible cobarde , incapaz de hacer nada por nadie , ni siquiera por mí mismo .
— No se aflija , la peor parte se la lleva el asesino material . Ahora ¿ me lo podría describír ?
— Sí , muy alto , corpulento , cara achatada ( como de boxeador ), piel trigueña … Igual tenga en cuenta que soy miope y hoy al salir de casa , me olvidé de agarrar los lentes de lejos , porque después de los cuarenta también me enchufaron los de cerca , la presbicia , o la cantidad de horas de lectura por día , me dijo el oftalmólogo .
— Bueno . Ahora indíqueme el lugar del siniestro y el nombre de la víctima .
— Fue acá a unas cuadras , en el pasaje Madariaga , pero mire que yo no conocía ni al asesino ni a la víctima , sólo fui testigo .
— Bueno , ya le dije que no se aflija , estas cosas pasan todos los días . Ahora vamos a buscar al sospechoso y mandamos una patrulla para reconocer el cuerpo . Vaya nomás , hace frío y debe estar ansioso por llegar a casa . Gracias por la pista .
—¿ Que me vaya a dónde ? Pero usted me está cargando , le acabo de decir que soy testigo , cómplice , me siento un asesino … ¿ No me van a arrestar ?
— No , no . Vaya tranquilo . Cualquier cosa , si necesitamos algún dato que nos falte , lo llamamos .
La luz , tenue , amarillenta , seguía titilando . Me vi contra la pared del callejón , el pasaje Madariaga , de frente a la pared , parecía un niño asustado . Luego me vi corriendo al orangután , clavándole un cuchillo por la espalda , devolviéndole la traición . Cuando tomé conciencia , todavía seguía en el mismo lugar donde había comenzado el suspenso . Estuve temblando , no sé por cuánto tiempo , bajo aquella luz que seguía titilando . Un sueño recurrente es que me persiguen y yo no puedo avanzar , que grito y nadie me escucha , y además no veo nada adelante mío ; estoy inmóvil , ciego y mudo
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