El Corán y el Termotanque | Quinto número Año 2, número 5 | Page 29
Por César Marcos
Ilustra Pablo Elías (Owl Diseños)
usted ahí
del otro lado
en su casa, que siente
que le revuelven las tripas
encadenado
le duelen las muñecas, las pulseras
que mira por la ventana
ve a un viejo sentado en el balcón
enfrente
en calzoncillos, a tiempo completo
escucha un grito en la calle que no ve
y un quejido demoníaco
un pibe que pasa por ese abajo
hueco escandaloso, y el viejo
que sí puede ver, no mira
de costado y de espaldas al río
que usted no llega a ver
pero pude intuir
allá atrás donde termina la calle
que tampoco ve
y el viejo no mira
y se sienta en el balcón
a pensar en un río
porque lo sabe ahí cerca
y se perfila para la bocacalle
la simulada ruina
los árboles deshidratados
de pleno enero cementoso
del sarmiento guardián, ese enero
que los parques, que los verdes
el muerto de cansancio
que se tira
y las hojas rezan una misa de trance
que el viento las ayuda
que ese enero
que no le esquiva al viejo
le pega ahí sentado en la pequeña altura
de pajareras con nariz rota
le da un sol de alternancias
mandíbulas que buscan luz, desencajadas
suplicadoras
del fresco o
un grado de lo inmenso
y el viejo ahí sentado
tabasco chamuscado quieto mármol
lo ve y siente el calor del cuerpo
que no siente el viejo
se desespera porque empiezan a arder las pulseras
tira de las cadenas, todo pesado
el río cerca ahora humedad
y lo ve y le brota un sarpullido
punzones rojos calibre en las manos
verdes poneduras sobre los ojos, toda la frente
azules anatemas, todo el esqueleto tomado
NA
ERA
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