EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE ESCRIBA El coronel no tiene quien le es - Gabriel Garcia M | Page 30
Le dieron la hoja clandestina. El coronel la guardó en el bolsillo del pantalón.
Luego permaneció en silencio tamborileando sobre el envoltorio hasta cuando se
dio cuenta de que alguien lo había advertido. Quedó en suspenso.
—¿Qué lleva ahí, coronel?
El coronel eludió los penetrantes ojos verdes de Germán.
—Nada —mintió—. Que le llevo el reloj al alemán para que me lo
componga.
« No sea bobo, coronel» , dijo Germán, tratando de apoderarse del envoltorio.
« Espérese y lo examino» .
Él resistió. No dijo nada pero sus párpados se volvieron cárdenos. Los otros
insistieron.
—Déjelo, coronel. Él sabe de mecánica.
—Es que no quiero molestarlo.
—Qué molestarlo ni qué molestarlo —discutió Germán. Cogió el reloj—. El
alemán le arranca diez pesos y se lo deja lo mismo.
Entró a la sastrería con el reloj. Álvaro cosía a máquina. En el fondo, bajo
una guitarra colgada de un clavo, una muchacha pegaba botones. Había un
letrero clavado sobre la guitarra: « Prohibido hablar de política» . El coronel sintió
que le sobraba el cuerpo. Apoy ó los pies en el travesaño del taburete.
—Mierda, coronel.
Se sobresaltó. « Sin malas palabras» , dijo.
Alfonso se ajustó los anteojos a la nariz para examinar mejor los botines del
coronel.
—Es por los zapatos —dijo—. Está usted estrenando unos zapatos del carajo.
—Pero se puede decir sin malas palabras —dijo el coronel, y mostró las
suelas de sus botines de charol—. Estos monstruos tienen cuarenta años y es la
primera vez que oy en una mala palabra.
« Ya está» , gritó Germán adentro, al tiempo con la campana del reloj. En la
casa vecina una mujer golpeó la pared divisoria; gritó:
—Dejen esa guitarra que todavía Agustín no tiene un año.
Estalló una carcajada.
—Es un reloj.
Germán salió con el envoltorio.
—No era nada —dijo—. Si quiere lo acompaño a la casa para ponerlo a
nivel.
El coronel rehusó el ofrecimiento.
—¿Cuánto te debo?
—No se preocupe, coronel —respondió Germán ocupando su sitio en el grupo
—. En enero paga el gallo.
El coronel encontró entonces una ocasión perseguida.
—Te propongo una cosa —dijo.