Cuando llegó al aeropuerto, en México, diversos medios locales la esperaban para conversar y sorprendió a todos con su templanza. La niña aseguró que no había sido un sacrificio y que era algo que le gustaba hacer.
En una entrevista comentó su experiencia en el país asiático y cómo hizo para combatir los nervios. ‘’Sentí nervios, pero muy poquitos, no tantos’’.
A pesar de su modestia, el trabajo que lleva detrás es arduo pues desde la primera instancia tuvo que sortear la competencia regional, para después consagrarse a nivel nacional y finalmente ser campeona del mundo.
Sus padres la han acompañado en cada etapa y están muy orgullosos de tener a una niña como Zury; y pues realmente ¿quién no lo estaría?
Muchas felicidades a Zury y a su familia por este gran logro, esperamos que continúen con el gran trabajo.
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