PAS
cada uno (ej. 744, 645, 753, etc.) con seis sincrónico y asincrónico resistencia y después siteswaps (ej. 756, 9555, etc.) con 7 resistencia y para
ablandar hago una impro de 3 pelotas y estiro. Esto me lleva alrededor
de 4 horas y lo hago 5 veces por semana.
Como conté unas líneas más arriba, mis primeros años en el malabar fueron en Coronel Suárez. Trabajaba desde las 7 de la mañana hasta las 12
del mediodía; ahí almorzaba y me iba a entrenar hasta las 16 que entraba
a la carnicería de nuevo, y si tenía poco trabajo seguía sacando algún que
otro truquito en el patio del local, así durante unos 5 años. En este tiempo conocí a Marco Paoletti que fue mi profesor desde el comienzo.
¿Cómo es tu estilo?
En este momento estoy desarrollando un número de malambo argentino
y malabares; la verdad que no lo encasillaría en algún estilo ya que hago
desde bodythrows hasta siteswaps con danza entre medio.
¿Cómo ves los malabares en Argentina y que harías para que
todo esté mejor?
El nivel en argentina es súper alto, hay grandes malabaristas en todas
partes del país y creo que de a poco se va creando una identidad. Lo que
hay que mejorar es la educación… Todo parte de ahí: enseñarle a la gente
que lo hacemos con pasión y compromiso.
¿Cuáles son tus sueños como artista?
¡Conocer el mundo mostrando mi forma de hacer arte y no aflojar para
que todo se dé!
¿Cómo fue recibir todo ese proyecto y un referente como Viktor
Kee?
Cuando Marco me convocó al principio me emocioné un montón. La verdad que el trabajo con los chicos te llena el alma y trabajar con Viktor es
increíble, una gran persona y un tipo súper profesional.
¿Qué otros malabaristas participaron?
Álvaro Palominos (Chile), Lichi Sanchez y Francisco Varela (Uruguay), Rodrigo Moller (Perú), Gonzalo Borgogno, Majo
Lombardo, Florencia Torregrosa, Pablo Brun, Mariana Dinse,
Martín De Oña, Marco Paoletti y yo (Argentina).
¿Qué te llevas de esa experiencia?
Aprender a trabajar con grandes grupos de chicos, el profesionalismo y
entrega de todos