La definición de maltrato implica una valoración social en relación a lo que es peligroso o inadecuado para el niño. Y aquí reside precisamente gran dificultad para definirlo, a que hay una falta de consenso social respecto a lo que constituyen formas de crianza peligrosas e inaceptables. Resulta difícil establecer la raya de separación entre lo que es un maltrato y lo que no lo es. El abuso infantil ha sido un conflicto que ha persistido desde los pueblos y civilizaciones de la antigüedad donde utilizaban a los niños para realizar sacrificios y rituales. Sin embargo, según este texto, no hace tanto tiempo que la sociedad obtuvo control sobre el abuso en los menores de edad. En los Estados Unidos se creó la organización la cual se dedicó a ayudar a niños desamparados y la misma conocida como “Child Welfare Movement” (movimiento Bienestar de la Infancia) (OMS, 2018).
Segun la UNICEF, la mayor parte de la violencia que sufren los menores, se da dentro del ambiente familiar, ya sea por parte de los padres, familiares cercanos o de otros niños y niñas. El maltrato familiar afecta directamente el desarrollo integral del menor, en casos más graves produce severas lesiones corporales, afecta su salud y hasta puede llegar a provocar la muerte. Las agresiones que sufren los menores frecuentemente los llevan a huir de sus hogares, refugiándose en la calle donde enfrentan peligros mayores. Por lo tanto, la violencia infantil produce desconfianza en sí mismos y, generalmente, afecta su capacidad para un desarrollo correcto hacia la etapa adulta (CESOP, 2005).
Figura 1: Tipo de violencia por grupo de edad afectado (ONU, 2019)