uismo, pues en ellas se da una explicación bastante
aceptable sobre cómo puede ser la vida en el más allá
y es la creencia en la reencarnación. Esta creencia
consiste en que el espíritu verdadero depositario de
la vida es eterno, y pasa por la vida a través de la re-
encarnación, primero en las distintas formas anima-
les y luego evoluciona hasta la forma humana.
Sin embargo, no considero correcta la creencia ex-
tendida entre ellos que tras llegar un espíritu a reen-
carnarse en la forma humana pueda volver a la forma
animal en función de cuales sean sus actos morales en
esta vida. La explicación es muy simple y es que el
hecho de que nuestro comportamiento sea más o
menos acertado, no se tiene por qué relacionar con
volver a una forma animal, pues los errores cometi-
dos en la forma humana es en esta forma donde se
deben corregir y no hay necesidad de relacionar una
cosa con la otra.
Otra conducta que considero completamente re-
probable, es la costumbre entre los lamas del Tíbet
de elegir a sus cargos entre los niños de forma dirigi-
da, afirmando que esos niños son la reencarnación de
los antiguos líderes religiosos, porque aunque tal co-
sa fuera cierta, eso no tiene por qué suponer ninguna
ventaja sobre los demás candidatos al puesto, y si
realmente tienen alguna virtud que les permita desta-
car del resto, que lo demuestren en una competencia
pacífica y democrática para conseguir tal puesto de
poder. Creo que en este caso lo que se busca real-
mente es condicionar el rumbo de esos futuros diri-
gentes controlándoles desde su niñez, porque los