libraba nadie, ni políticos ni religiosos, pues en ese
momento lo que veía era la verdad y no las falsas apa-
riencias.
Todos quisiéramos ser felices y que eso no acabara
nunca, pero lamentablemente eso solo ocurrirá
cuando el mundo sea perfecto. Este no es un logro im-
posible, pero hay que tener en cuenta que éste es un
mundo al que le queda mucho por avanzar, pero tar-
de o temprano es de esperar que llegue a un punto de
culminación en su desarrollo en el que se alcance la
paz y el bienestar. No obstante, eso solo ocurrirá
cuando la gente deje de ser confiada y comience a
construir el mundo que les rodea fundamentado en la
paz y la verdad.
Aunque pueda parecer curioso, la depresión tam-
bién tiene algo de positivo, pues en ese estado de pos-
tración y relajación, el nivel de concentración aumen-
ta y nos ayuda a descubrir mejor los engaños del
mundo que nos rodea. Podría decirse que la alegría y la
tristeza son como dos polaridades y lo mejor es si-
tuarse en el término medio de ellas, sin embargo
cuando a veces nos acercamos mucho a una de las
dos también nos puede aportar algo diferente. El ex-
ceso de optimismo también es perjudicial, pues nos
puede llevar a bajar la guardia y cometer errores.
No hay que confundir esto con la felicidad, que
sería el bienestar que se deriva de que las cosas salgan
bien. Por ello, en este libro, intento abrir las mentes de
los lectores para que por fin se atrevan a dar el salto al
desarrollo de su propia consciencia y empiecen a in-
vestigar en el mundo que les rodea y con ello contri-
buyan al progreso del mundo hacia la verdad.
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