oportunismo, pero yo prefiero quedarme con la ver-
dad, aunque ello me suponga tener un menor respal-
do a mis ideas. Lo cierto es que desde ese día yo
siempre me pregunté si el avistamiento de ese objeto
tuvo que ver con mi gran interés por la búsqueda de
la verdad y mi sensación de inspiración al respecto,
pero tengo que decir sinceramente que nunca hubo
más encuentros de este tipo entre estos hipotéticos
seres extraterrestres y yo, como no fuera de forma
indirecta o subconsciente, no obstante yo siempre he
creído que de alguna forma ellos guiaban mis pasos
en la distancia, aunque sin verlos ni oírlos, en cual-
quier caso en manos de los lectores dejo sacar sus
propias conclusiones.
A partir de los 18 años decidí contar estas experien-
cias a la sociedad, pero tuve que esperar unos veinte
más para poder hacerlo, también sentía un gran interés
por los libros de ciencias, sobre todo por los de astro-
nomía pues a través de ellos imaginaba como sería la
vida futura en el espacio además de aportarme útiles
conocimientos. Hay que tener en cuenta, que este es
nuestro futuro y leer sobre ello era una buena gimnasia
mental, yo no me limitaba a la mera acumulación de
conocimientos como se hace en las escuelas, al con-
trario yo utilizaba los conocimientos como un punto
de partida para progresar después a través de la medi-
tación deductiva. Además me aficioné a realizar gran
cantidad de planos sobre máquinas y naves espaciales,
pero no solo sobre su aspecto exterior sino también
sobre la técnica e ingeniería internas. De hecho el