El Asegurador MAGAZINE Julio, 2020. | Page 29

de la industria aseguradora, de tal manera que las instituciones puedan sortear con maestría la nueva realidad que presentará el consumo, las relaciones interpersonales, la economía y la sociedad. Es fundamental que los diversos actores que forman parte del ecosistema asegurador apuesten por volverse más eficientes y acepten sin cortapisas las abruptas transformaciones que se están cristalizando en esta época. Al respecto, habría que virar la atención hacia la digitalización, pero con una actitud mucho más atrevida, de modo que la velocidad con la que se adoptan dichos adelantos adquiera un mejor ritmo, deje de girar solamente alrededor de la comercialización y también considere el servicio que se les brinda a los clientes. La COVID-19 generó una evolución decisiva del concepto servicio; por ello, las instituciones de seguros tienen que adquirir necesariamente la tecnología que les permita ofrecer una experiencia de consumo ubicua, mucho más ágil y absolutamente digital. La comercialización de seguros por medio de las plataformas digitales adquirirá un papel mucho más importante; sin embargo, la suscripción, el ajuste y la reclamación también experimentarán modificaciones drásticas en el corto plazo, y con mucha velocidad. En concreto, el evento pandémico provocó que las diversas capas generacionales perdieran el miedo a las compras que se concretan con un clic, por lo que entender estas nuevas tendencias es un punto de inicio para que la evolución del modelo de negocios en seguros madure. Una vez que las instituciones logren adaptar sus estrategias a la nueva era digital que provocó la expansión del SARS-CoV-2, deben encaminar sus esfuerzos hacia la consolidación y permanencia de una posición preponderante; por esa razón, la fórmula más apropiada para sortear este reto NÚMERO 2 - JULIO-SEPTIEMBRE 2020 27