El Asegurador Magazine (EAM): Considerando
los efectos que está generando la pandemia
de COVID-19 en las esferas de la economía,
los negocios y la sociedad en general, ¿cómo
evaluaría la reacción que ha mostrado
el sector asegurador regional ante dicho
fenómeno sanitario?
Luis Enrique Bandera (LEB): Por primera
vez en la historia de América Latina, de
Estados Unidos y España, se vive una
situación que básicamente es similar
para todos, por lo que los desafíos para
los diversos mercados de seguros son
parecidos, y todo como consecuencia de la
COVID-19.
En tal sentido, el primer escollo con el
que se enfrentó la industria consistió en
incluir en las pólizas de Gastos Médicos
la cobertura de pandemia. Frente a ese
ámbito, los reaseguradores desempeñaron
un rol preponderante, ya que contaban
con los protocolos para actuar mediante
planes de continuidad que les permitieran
a las aseguradoras asumir el riesgo
asociado a la diseminación del SARS-
CoV-2.
Conseguir que la COVID-19 pudiera
quedar cubierta en todos los mercados de
la región fue sin lugar a dudas una acción
que demostró que el sector seguros, desde
su trinchera, contribuye a generar acciones
que protegen la salud de la población y
ayuda a minimizar el efecto negativo que
en la economía puede generar un evento
sanitario de considerables proporciones.
Ahora bien, un factor que sí nos ha
generado preocupación radica en el hecho
de que los países de América Latina, e
incluso Estados Unidos, están hoy en día
bajo el mandato de gobiernos populistas.
Esta incuestionable realidad ha inyectado
cierta distorsión a la forma en que cada
nación ha reaccionado ante la pandemia
de COVID-19.
Por suerte, las intenciones de muchos de
estos gobernantes han quedado a la deriva
y no se han cristalizado; no obstante,
sí nos hemos topado con propuestas
realmente populistas de muchas cámaras
legislativas que han tratado de capitalizar
vilmente la tragedia sanitaria que se vivió
a causa de la COVID-19.
Afortunadamente, en la mayoría de los
mercados ha prevalecido la conciencia
de que el sector asegurador, un jugador
predominante del sistema financiero,
tiene una función fundamental que ayuda
a que se complete el círculo virtuoso de
la economía, por lo que ningunearlo o
ponerle trabas básicamente se traduce en
una medida que frena deliberadamente el
crecimiento de cualquier nación.
EAM: ¿Existe alguna preocupación específica
que los agremiados de Fides vislumbren y
que pudiera poner en riesgo la operación
del sector seguros en la región de América
Latina?
LEB: Es incuestionable que desde el Río
Bravo, en México, hasta La Patagonia,
en Argentina, existe un peligro inminente
de que se tomen decisiones políticas
que no consideren la operación técnica
de la industria, que hagan a un lado
la seguridad jurídica y que vayan en
detrimento de los intereses reales de la
gran mayoría de los actores del sector.
A pesar de lo anterior, el seguro
históricamente ha demostrado el beneficio
social que otorga, sobre todo cuando se
opera en el marco del profesionalismo y
el estado de derecho, tal como sucede en
la mayoría de los mercados de América
Latina.
El sector asegurador se enfrenta al reto de no ver
disminuida su penetración en América Latina, ni siquiera
en medio de fenómenos como la recesión económica
en marcha. En ese sentido, Fides cree que la coyuntura
no debe paralizar a las instituciones y en cambio debe
orillarlas a brindar un servicio sobresaliente para
completar la misión en el nuevo nivel del juego: la
conservación de la cartera
NÚMERO 2 - JULIO-SEPTIEMBRE 2020 25