El plACER DE DISENTIR Oscar González Legorreta
oscar @ ogl . com . mx
“ Siempre he encontrado que el miedo es mi sentido más valioso ”.
Raymond Reddington , The Blacklist .
El 2020 llega a su fin . Este año que termina hemos podido recibir , si así lo elegimos , una enorme lección sobre prevención y por lo tanto sobre seguros .
El gran maestro ha sido el virus SARS-CoV-2 , como lo conocemos .
Voy a abordar el tema no desde la perspectiva de la enfermedad , que es ya ampliamente conocida , sino desde un ángulo sumamente interesante : el paralelismo entre las evidentes fallas en nuestra cultura de prevención y cuidado de la salud y lo que hemos llamado históricamente la falta de cultura del seguro .
El propósito no es otro sino invitar a la reflexión , a darnos cuenta de que los bajos niveles de aseguramiento en nuestro país tienen mucho más que ver con la actitud que tenemos ante los riesgos que con factores como los niveles de ingreso o el multicitado bajo número de agentes per cápita .
Vayamos recorriendo cada una de las creencias .
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“ Las recomendaciones generales no se aplican para mí . Soy un caso excepcional ”.
Podemos hablar desde el cubrebocas , el lavado de manos o el mayor de todos los retos : quedarnos en casa . De parte de quienes desoyen las recomendaciones hemos escuchado , con enorme sorpresa , todo tipo de argumentos : que no pueden respirar con el cubrebocas ; que sus actividades no pueden realizarse vía remota ; que se les resecan demasiado las manos ; que son unos timoratos los que se cuidan y que al final de algo hemos de morir todos .
Hay un gran paralelismo con lo que se escucha en seguros : “ Yo manejo bien , no choco ”. “ Los ladrones no se interesan en mi auto ”. “ Tengo muy buena salud , nunca me enfermo ”.
De algún modo , ¿ no es un sentimiento de invulnerabilidad el que está detrás de esa diferenciación ? Parece que se omite un principio fundamental : “ El
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hombre tomado individualmente es un enigma irresoluble , pero en conjunto es una certidumbre matemática ”. En seguros hay un soporte estadístico , como también lo hay en las predicciones sobre la enfermedad .
A la estadística nadie le ha avisado que tú eres diferente .
“ Yo no necesito tomar esas precauciones porque soy precavido ”.
Por sí sola esta declaración es contradictoria . Profundicemos aún más .
Ser precavido implica , por definición , tomar precauciones . Tomar una precaución no nos impide tomar otras . Especialmente con respecto a la enfermedad ; por ejemplo , usar cubrebocas no impide o sustituye lavarte las manos . Hay que efectuar ambas actividades . De hecho , un principio de control dice que es la superposición de controles lo que apoya la
seguridad . La forma más común que vemos de este principio es la que utilizan los bancos , que hacen validaciones de usuario , contraseña y además uno de estos dispositivos denominados token . Un banco no argumenta jamás que su seguridad se base en una sola precaución .
El paralelismo ante los seguros es evidente . Alguien que no compra una póliza dice que come muy sanamente o guarda su vehículo en un lugar muy seguro . ¿ No deberíamos contar con la póliza justamente porque , a pesar de la precaución , es posible que se manifieste el riesgo ? Personas que fuman sufren cáncer o enfisema , y otras no .
Personas que no fuman pero viven relativamente cerca de fumadores también enferman . Otras no .
Nuestra realidad cotidiana pone en evidencia que unas pocas precauciones
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no son garantía de nada ; no obstante , en algunos existe un empeño , casi irracional , de negar la posibilidad de que los eventos ocurran . Y esto se nota ante la pandemia y también ante otros riesgos asegurables .
“ Hay otras alternativas , aun suponiendo que ocurra lo peor ”.
Ésta es una variante interesante en la evasión del reconocimiento de los riesgos . Es curiosa , porque en esta visión hay un ligero reconocimiento de que el escenario catastrófico sí puede suceder , pero el argumento central es que , en caso de que se manifieste , las consecuencias pueden ser mitigadas .
La pregunta central es : ¿ por qué mitigar el daño o la consecuencia de su ocurrencia , y no mitigar la ocurrencia misma del evento cuando se reconoce que la posibilidad existe ?
Si hablamos de la pandemia , podría
pensarse en usar medicina alternativa o en extremar tratamientos para reducir la severidad . Como ya hemos visto palpablemente , no hay garantía de resultados positivos en ese sentido . Se ha repetido hasta la saciedad que la oportunidad es la clave para evitar daños más severos . ¿ Por qué esperar a que ocurra lo indeseable para actuar ?
El paralelismo en seguros sería el ahorro , el “ guardadito ” para hacer frente a la pérdida si ésta se presenta . ¿ Por qué no reducir la posibilidad de que ocurra el evento o su impacto mediante el instrumento financiero y disfrutar del excedente , después de pagar la póliza , con libertad ?
Este comportamiento me recuerda al estudiante o al joven pandillero que debe enfrentar “ la novatada ” para ganarse el respeto del grupo . Es una suerte
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de “ ruleta rusa ” para ganar el aprecio o la valoración de otros . No solo creo que ello es inutil , sino innecesario . ¿ Deseo el respeto de alguien que quiere que yo corra riesgos y así probar mi valor ?
“ Tengo hábitos muy arraigados que no puedo modificar ” y “ Solo creo en lo que puedoconstatar ”.
Hemos escuchado muchas veces , como obstáculo a la compra , un simple “ No acostumbro comprar pólizas ” o “ No creo en los seguros ”.
Claro paralelismo aparece aquí cuando el argumento para no cuidarse de la enfermedad es que no es posible cambiar hábitos . Peor aún es cuando escuchamos que alguien dude que la enfermedad y la pandemia sean reales . Que sí existen . No parece sensato , en pleno siglo XXI , argumentar que tenemos duda de la existencia de algo solo porque no lo hemos atestiguado .
En un mundo plenamente interconectado ya es imposible decir , con sustento , que solo creemos en lo que vemos por contacto directo . Conocemos tanto a beneficiarios de una póliza como a personas que han enfermado . En muchos casos será el amigo o el familiar de otro amigo o un pariente en algún grado , pero que no están realmente lejos de nosotros .
¿ Creemos en internet , en Facebook o Netflix pero no en los seguros ? Quizá en realidad lo que no queremos reconocer es que requerimos cambiar un hábito . Y es que a todos nos gusta el cambio , pero no nos gusta cambiar . No nos gusta el esfuerzo . No nos gusta modificar nuestros comportamientos .
Antes no teníamos que considerar el internet o la TV de paga en el presupuesto , pero lo único permanente es el cambio . ¿ Por qué no aceptarlo en materia de prevención ? ¿ Por qué no reconocer que los riesgos nos hacen sentir débiles ? ¿ Por qué no aceptar que nos recuerdan nuestra fragilidad ?
De todos los temores quizá ése sea el más amenazante : el temor a temer .
“ Si suelto un martillo en un planeta con gravedad , no necesito verlo caer para saber que en efecto ha caído ”.
Mr . Spock , Star Trek .
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