Sus procedimientos fueron el fresco, el temple, el encausto y a
veces también el esmalte en joyas, amuletos, escarabeos,
estatuillas de respondientes y azulejos de
revestimiento en muros interiores. Sus colores fueron vivos y
variados en cada escena y las más antiguas pinturas parietales
decorativas que se conocen fueron polícromas, y de colorido
uniforme.
Rasgo típico de la pintura egipcia es que las figuras se
dibujaban de perfil, quedando únicamente de frente el
tronco y los ojos.
Otra de sus características es la ausencia de perspectiva y
el empleo de colores planos, es decir, sin degradar o
difuminar.
Por otra parte, los hombres se representaban con piel más
oscura que los de las mujeres.