La ausencia de agua siempre ha estado asociada con la desaparición de los seres vivos, es por eso
que se dice que el agua es indispensable para la vida del ser humano. Es el principal agente
termorregulador del organismo, permite conseguir un equilibrio de temperaturas en todo el
cuerpo. Nuestro organismo, y de cualquier otro ser vivo, necesita agua para funcionar
normalmente, puesto que tanto las reacciones bioquímicas como el transporte adecuado de las
sustancias tienen lugar en solución acuosa. Además, el agua constituye al menos dos terceras
partes del cuerpo humano.
La sociedades humanas destinan el agua disponible para el riego de los campos y sembradíos, para
la limpieza y preparación de alimentos, para la higiene personal, la industria la utiliza como
refrigerante y disolvente de muchas sustancias, etc.; también existen otros usos que no suponen
su consumo. Por ejemplo, la obtención de energía eléctrica mediante centrales hidroeléctricas, el
uso recreativo de los mares, lagos, embalses y ríos, y la navegación. El agua que se utiliza como
consumo humano debe ser potable. Ésta es potable cuando tiene disueltas una porción
determinada de aire y algunas sales y además, carece de sustancias nocivas para la salud.