el acoso el acoso(clone) | Page 9

Jokin iba a cumplir 15 años. De madrugada, cogió su bici, salió de su casa, subió a lo alto de la muralla de Hondarribia (Guipúzcoa) y dio un paso. Un solo paso que separaba la vida y la muerte.

Jokin llevaba más de un año soportando humillaciones, vejaciones y palizas constantes en su instituto. Una paliza el lunes, el martes y otra el miércoles. Palizas propinadas por, entre otros, hijos de profesores.

El jueves y el viernes no quiso ir al colegio. Sabía que tendría que volver tarde o temprano. Y que, incluso si no volvía, viviendo en un pueblo, sus pequeños pero grandes torturadores le seguirían amargando la existencia. Él no contó nada de esto a nadie.

Probablemente pensaba, como le repetían sus verdugos, que alguien fuerte resuelve sus propios problemas sin implicar a los otros. Finalmente, el martes siguiente, en la oscuridad de la noche, imaginando lo que le tocaría soportar al día siguiente, Jokin decidió que la paz eterna era mejor que el infierno cotidiano, y se marchó

un ejemplo: el caso de jokin