Ejercicio de prueba Momento Internacional | Page 7

La expectativa de vida del ser humano aumenta con los avances en la medicina; el transporte aéreo y terrestre nos permite trasladarnos rápidamente a cualquier parte del planeta; el conocimiento del universo y la exploración espacial se acrecientan; la informática impacta y facilita nuestro quehacer diario de formas antes inimaginables; la producción de alimentos y su diversidad aumenta gracias a avances en la tecnología agrícola. Podríamos continuar enumerando logros.

Pero hay dos aspectos negativos muy serios. Por una parte, los beneficios de este “progreso” no han sido equitativos, no solo a escala mundial sino dentro de los mismos países, sean estos más o menos “desarrollados”. Los extremos opuestos que alcanzan la miseria y la violencia, o la opulencia y el bienestar, desafían nuestra imaginación. Si, como decía Víctor Hugo, “la civilización se mide por la forma en que cobijamos a los más débiles”, esta ha sido una de nuestras más grandes fallas.

En “rojo” Y más lamentable aún: el modelo de desarrollo que hemos seguido, a pesar de sus aspectos positivos, ha impactado de manera descomunal y negativa el mundo natural que nos rodea y del que depende nuestra vida, por dos razones íntimamente relacionadas: la explosión demográfica mundial y la demanda excesiva de bienes y servicios para satisfacer sus necesidades, en gran medida superfluas, que ya superó la capacidad del planeta. Estamos financieramente “en rojo”.

Así que hemos provocado un cambio global que está causando la sexta extinción masiva de especies en la historia de la Tierra.

Grandes avances humanos a grandes costos ambientales