#EFECTOSOTO 4ª EDICIÓN EFECTO SOTO T2017/2018 | Page 35

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Ochoa de Olza se fue demasiado pronto escalando el Annapurna, una montaña terrible y despiadada. Pero antes alcanzó muchas otras cimas y paredes de roca. Lo hizo imponiendo un estilo propio no compartido por muchos, el de la sencillez, con una manía personal de ir dejando amigos a su paso, muchos de los cuales participaron en el vano intento de rescate de Iñaki en mayo de 2008. Cada una de sus aventuras dejaron un rastro imborrable en el alma del navarro, que consideró oportuno compartir en un libro autobiográfico que se ha convertido en referencia en el mundo montañero: "Bajo los cielos de Asia".

Con un estilo sincero y desnudo, Ochoa de Olza transita a través de sus memorias de manera sencilla. Dividido en capítulos en base a diferentes ascensiones que marcaron su vida, la evolución de la importancia de estas se desarrolla en paralelo al crecimiento del protagonista, a medida que se expande como escalador y como persona. Su relación con otros alpinistas, con los sherpas, sus ideas y el estilo crudo con el que abordaba las escaladas son las vías que nos permite conocer como era Iñaki, su pureza y humildad. Para conocer una manera de pensar que nos enseña cuan peligrosa y desleal es la zona de confort de la rutina.

El gurú espiritual (sea lo que signifique esta profesión) Jeff Foster dijo que "Nadie está nunca listo. Estar listo es una mentira. Podrías no estar listo, pero estás listo para intentarlo, para fallar". No se qué es un gurú espiritual pero lo que dice está más o menos acorde con la idea de la montaña: no existe el momento perfecto para subir una montaña si piensas que puedes ser lo último que hagas. No deberíamos sentirnos atenazados por el miedo, por supuesto que existen peligros asociados a lo desconocido y a la aventuras, pero vivir sin experimentar el riesgo para ir a dónde quieres llegar es la manera más acertada de no ser feliz. Sube la montaña.