COLABORACIONES
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#EFECTOSOTO
Algo a lo que no podemos renunciar es al hecho de que mientras nuestro objetivo sea alcanzable sigamos luchando por conseguirlo. No solo en el ámbito deportivo, donde el cronómetro o el proceder de los demás hace que la premura sea a veces inevitable. Sino que hay otro tipo de especialidades en donde ciertas experiencias nos indican que no es buen negocio dejarse llevar y no pelear hasta el final por lo que queremos lograr.
Les contaré la historia del retrato de Scipione Borghese.
El cardenal Scipione Borghese encargó un retrato en mármol a Gian Lorenzo Bernini. Cuando Bernini tenía casi terminado el busto, se dio cuenta de una gran imperfección del mármol en la frente del cardenal. Esa imperfección podría convertirse en una grieta y dar al traste con todo el trabajo, y por lo tanto con su reputación de escultor.
Así que decidió no darse por vencido y ponerse a trabajar en un segundo busto que terminó en quince días con sus noches, según su biógrafo Baldinucci (según cuenta su hijo Domenico fueron sólo tres), pero el plazo verdadero no quita importancia al hecho.
Cuando Bernini mostró al cardenal su primer busto, con la imperfección del mármol, éste no pudo reprimir un gesto de desencanto. En ese mismo momento Bernini le descubrió el segundo retrato, la alegría que demostró Borghese sacó a la luz la decepción que le había supuesto el primer busto.
Estos dos bustos pueden ser admirados uno al lado del otro en La Galleria Borghese en Roma, junto con una gran cantidad de esculturas de Bernini que son de obligada visita a todos los que van a la ciudad eterna.
En deporte, que nos toca más directamente, propongo dos ejemplos. Uno en fútbol y otro en atletismo.
En la final de la Copa de Europa de 1999 entre el Bayern de Múnich y el Manchester United se había llegado al final del tiempo reglamentado con victoria momentánea por 1-0 de los bávaros. En los tres minutos del tiempo añadido los ingleses fueron capaces de remontar el resultado.
RENDIRSE NO ES
UNA OPCIÓN
Paco Sánchez Tortosa