culpable de todos los males: el hombre, ése que se jactaba de ser el único
animal racional.
La tierra pensó
en vengarse.
Provocaría terremotos,
maremotos,
erupciones volcánicas, lluvias prolongadas, sequías interminables y un sinfín
de calamidades que borrarían toda presencia humana, pero
seguidamente se puso a reflexionar y se dio cuenta de que
todos los hombres no eran iguales, y que al hacer esto pagarían
justos por pecadores.
Sabía que en este planeta donde vivimos muchas personas
luchaban hasta lo imposible por salvarlo, que no todos los humanos carecían
de conciencia;
muchos
sentían amor y respeto por
cada
detalle
de
la naturaleza, por cada hacer viviente, y que no sólo pensaban en
expandirse y enriquecerse a cualquier costo. (samith, 2012)
Educando para dejar una huella verde en el camino
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