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Su aplicación antes, durante y después del tratamiento
Las radiografías no son el método diagnóstico de la patología
pulpar, sino uno auxiliar de la prueba complementaria
y de especial interés para el diagnóstico en la
patología periapical. Por tanto, no se puede realizar un
diagnóstico de certeza exclusivamente con las radiografías.
Sin embargo, éstas son un elemento imprescindible
en la terapéutica de los conductos radiculares.
Para llegar a un diagnóstico, algunos clínicos confían
casi de manera exclusiva en las radiografías,2 lo que representa
un criterio erróneo. Tampoco se puede emitir
un diagnóstico radiológico correcto sobre la base de una
radiografía mal realizada. Este procedimiento erróneo
puede estar en la fase de la proyección o toma de la radiografía
como en la del procesado o revelado. Por tanto,
antes de realizar diagnósticos radiológicos, hay que ser.
exigente con la técnica y con el revelado y desechar cualquier
película en la que haya dudas sobre su elaboración.
La mala realización de la técnica conduce a un diagnóstico
falso y a veces a una serie de tratamientos mal indicados;
además, un mal revelado no permite observar todas las
estructuras o no es posible observarlas de manera clara.3
Las radiografías y otras imágenes diagnósticas forman
sólo una parte del proceso de diagnóstico.