Sin embargo, no existen palabras en el mundo tan verídicas como estas, y lamentablemente, no hay otra forma de comprobarlo más que confiando o equivocándose. Si decides confiar, es casi un hecho que te ahorrarás muchos tragos amargos en el camino. Disfruta estudiar, a tus amigos, tener novi@ y hasta ser inocente incluso.
Pondrás atención a lo que realmente debes
Todo en esta vida es importante, tu sexualidad también, pero si tu mente sólo piensa con las hormonas, podrías menospreciar otros aspectos de la vida que también valen la pena. Asegúrate de encontrar primero tu vocación, eso aunque no lo creas, debe ser lo más importante antes que cualquier cosa. No lo tomes a la ligera.
Tendrás más confianza en tu persona
A veces las personas que se sienten más “seguras”, suelen ser las que menos necesitan apresurarse al momento de tomar decisiones importantes. Eso no te va a convertir en un noño, al contrario, podrías convertirte en un ejemplo para muchas y muchos de tus amigos, aunque ellos lo nieguen o lo mantengan en secreto. No hay nada más atractivo que una persona segura de sí.
Evitarás bochornos y problemas
Si tienes menos de 20 años, es casi un hecho que tu primer experiencia puede terminar siendo un desastre y un bochorno que recordarás toda tu vida. Tu solvencia económica puede que aún no sea suficiente para poder invertir en un espacio con mayor privacidad, hecho que seguramente hará que tus papás, abuelitos o hermanos, terminen “cachándote” en el acto. ¿Qué necesidad?, te meterás en problemas y terminarás sintiendo que estás haciendo algo malo, cuando en realidad no es así, simplemente no será el momento ni lugar adecuado.
No tendrás preocupaciones innecesarias
El hecho de que tu cuerpo luzca diferente y sientas que pide cosas que antes no sentías, no quiere decir que tengas la madurez suficiente para afrontar las responsabilidades que debes tener al momento de iniciar una vida sexual activa. Muchos son los casos en que la falta de madurez se convierte en el factor principal para cometer equivocaciones, como por ejemplo, un embarazo no deseado o un buen susto.