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LONGEVIDAD Y PARASITOIDISMO DE FIDIOBIA SP EN HUEVOS DEL PICUDO DE LOS CÍTRICOS COMPSUS SP • ARTÍCUL0 TÉCNICO Pero solo a finales de 1995 hubo un incremento en sus poblaciones, lo que causó daños graves en el sistema radi- cal y en el follaje de algunos cultivos citrícolas del Quindío y Norte del To- lima. Para ese año las pérdidas en la producción y deterioro fueron hasta de un 100%. Posteriormente se registró su pre- sencia en los departamentos de Risa- ralda, Tolima, Valle, Caldas, Cundi- namarca, Antioquia, Boyacá, Meta y Casanare. El fenómeno es preocupante para los citricultores de estas regiones y de otras áreas donde aún no ha sido reportada esta plaga (Sánchez, 2000). Cano (2000) afirma que el desco- nocimiento de aspectos bionómicos como su morfología, biología, com- portamiento y enemigos naturales ha- cían imposible establecer prácticas de control; solo se han ido desarrollando estudios tendientes a la generación de estrategias de manejo integrado del insecto. 1. Generalidades sobre el insecto 1.1. Huevo Los huevos de Compsus sp, son oblon- gos y lisos, miden 1,2 ± 0,05 mm de diámetro polar y 0,4 ± 0,03 mm de diámetro ecuatorial; este estado tie- ne una duración promedio de 8 días. Son colocados en masas irregulares de una sola capa, pocas veces de dos o tres, en medio de dos hojas o en el pliegue de una, pegados con secrecio- nes. Una hembra puede colocar hasta 4260 en condiciones de laboratorio. El número por masa varía entre 3 y 186 huevos. Recién ovipositados, son de color amarillo claro; a las 24 horas se tornan de un color menos intenso y en uno de los extremos la membra- na vitelina se empieza a separar del corion haciendo que se vean hialinos; transcurridas las 48 horas el color es crema y los dos extremos se observan cristalinos. En los días sucesivos, los cambios son en el color y en la des- aparición paulatina de los extremos transparentes; al séptimo u octavo día el color es blanco lechoso y en al- gunos se puede distinguir un pequeño punto rojo. Un día antes de eclosionar se observan claramente la cabeza y las grandes mandíbulas de las larvas (Cano et al., 2002a). 1.2 Larva Las larvas constituyen el estado causante del daño más notorio. Estas nacen y caen de las hojas al suelo y se entierran rápidamente para proceder a su alimentación; posteriormente, causan el daño. En un primer momen- to se mantienen de raicillas y pelos absorbentes, para luego nutrirse de raíces más gruesas del hospedero, con- sumiendo la epidermis, corteza de las raíces secundarias y de la raíz pivotan- te. Pueden llegar a medir alrededor de 20 mm de longitud antes de empupar. La profundidad máxima en la que se encuentran larvas y pupas depende de la textura del suelo y del nivel freático, variando entre 3 y 95 cm y horizon- talmente pueden atacar todo el radio del sistema radical. En zonas cítricolas como Tolima y Quindío se han encon- trado en promedio 35 a 54 estados in- maduros por árbol (ICA, 2002). La duración de los estados inma- duros depende de la alimentación. Puede variar de 109-140 días. En los ensayos realizados se encontró que al alimentarlas en raíces de yuca se desarrollaban más rápido que las sustentadas en raíces de cítricos del patrón Citrumelo 4475 y raíces de za- nahoria (Cano y Bustillo, 2006). 1.3. Pupa De acuerdo con ICA (2002), las fases de pre-pupa y pupa son inactivas. Las pu- pas son de color crema con ojos negros. Después de unos 30 días de haberse for- mado la pupa, sale el adulto, el cual an- tes de emerger del suelo tiene una colo- ración rosada y blanca, élitros blandos y mandíbulas grandes para iniciar así un nuevo ciclo (Montoya, 2003). 1.4. Adulto ICA (2002) afirma que una vez apa- rece la etapa adulta, que se inicia en el subsuelo, los picudos provistos de falsas mandíbulas se abren paso en el suelo y se desplazan hacia la parte aé- rea de la planta. Allí permanecen re- gularmente inactivos hasta cuando se esclerotiza la cutícula del integumento. El picudo de los cítricos es mal volador. Se ha observado que la mayoría de ve- ces los adultos suben a los árboles ca- minando por el tronco para instalarse en el follaje por varios meses y nunca retornan al suelo; prefieren permane- cer ocultos en la parte más densa de la copa del árbol y se mueven dentro de la plantación, casi siempre en direc- ción del viento (Cano, 2000). 2. Control natural Esta plaga bajo condiciones natura- les posee una gran cantidad de or- ganismos que regulan sus poblacio- nes cuando el agroecosistema está en equilibrio. Se ha registrado que los hongos entomopatógenos Beau- veria bassiana y Metarhizium aniso- pliae atacan adultos, larvas y pupas de Compsus sp. De manera similar se ha encontrado que los nemátodos de la familia Mermitidae, al parecer del género Hexamermis, atacan lar- vas y adultos de Compsus sp. (Cano, 2000). Pérez (2000) asegura que se han descrito posturas de Compsus sp, parasitadas por las avispas Aprosto- cerus (Tetrastichus spp.) (Hymenop- tera: Eulophidae), Haeckeliania spp. (Hymenoptera: Trichogrammatidae) y Gonzalezia gloriosa (Hymenoptera: Encyrtidae). También Cano et al. (2002 b) re- gistran posturas parasitadas por Haeckeliana sp. (Hymenoptera: Tricho- grammatidae), Hidrotricodes sp, Oomizus sp. (Hymenoptera: Eulophidae) y el hiperparasitoide Horismenus sp (Hyme- noptera: Eulophidae). Estos parasitoides en conjunto pre- sentaron, bajo condiciones de campo, una efectividad por postura de 23,3% (ICA, 2002). • Subfamilia Sceliotrachelinae Esta subfamilia fue propuesta originalmente en la subfamilia Scelio- nidae en el año 1908 y empezó auto- máticamente el nuevo nombre del grupo. Se sugirió que era una tribu apomórfica de Innostemminae, por la www.metroflorcolombia.com • Edición 95 Revista Metroflor 17