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COMPETIR TAMBIÉN ES CUESTIÓN DE MÉTODO • NOTAS DE AQUÍ Y DE ALLÁ Los dos casos reflejan una característica marcada en nuestra cultura y es la de que somos muy buenos en crear normas, reglas, disposiciones y procedimientos, pero muy malos al momento de hacerlos cumplir, es decir, fallamos en el método. Esta característica influye negativamente en nuestro desempeño como personas, en las empresas y como país. Hasta en el campo de la política vemos con fre- cuencia errores que se cometen por falta de método. La de- claración de inexequibilidad de la Ley de Financiamiento por parte de la Corte Constitucional, ocurrida también recientemente, es un claro ejemplo de las consecuencias de aprobar normas sin el cumplimiento de los procedimientos estipulados. Las consecuencias de este error de trámite son inmensas, en la medida en que el tener que repetir el pro- ceso legislativo en un tiempo tan corto (hasta diciembre de este año) le quitó al gobierno la posibilidad de iniciar el trámite de otras leyes muy importantes, como, por ejem- plo, la ley de pensiones. Este es otro claro ejemplo de cómo la falta de método produce resultados mediocres. ante las instancias interna- cionales y restándole credibili- dad al documento presentado. A mi parecer, apartándonos de lo ridículos y vergonzosos que puedan resultar estos dos episodios, se trata de unos buenos ejemplos de cómo la falta de método, disciplina y rigor al aplicar las normas y los procedimien- tos se traduce en resultados tan lamentables y mediocres. Muchos podrían pensar que ante la corrupción no hay método que valga y que su poder es tan grande que so- brepasa la capacidad de cualquier sistema. Sin embargo, estos episodios pueden servirnos de ejemplo para pensar en cómo diseñar e implementar sistemas que sean menos permeables a la corrupción. Somos muy hábiles al elaborar proyectos y planes, pero muchas veces débiles en la ejecución de estos. A veces, por el afán de presentar resultados, pecamos por ser poco siste- máticos y metódicos en la realización y seguimiento de las actividades que nos deberían conducir al cumplimiento de nuestros objetivos y metas. Como se dice coloquialmente “nos queda faltando el centavo pa´l peso”. En este campo nos aventajan ampliamente culturas más desarrolladas como las anglosajonas o algunas asiáticas. Nuestra creati- vidad y versatilidad es admirada por muchos países, pero a veces fallamos en la implementación de nuestras ideas por falta de método. En nuestro medio es frecuente ver excelentes iniciativas, pero pobres “acabativas”. En cam- bio, son muchos los casos de colombianos que presentan desempeños sobresalientes en países con otras culturas empresariales (también ocurre aquí, obviamente), en las que se otorga igual o más valor a los procedimientos y al seguimiento de estos que a las mismas ideas. Los planes y proyectos se acompañan de robustos sistemas de gestión que aseguran el logro de las metas trazadas. En dichas cul- turas se valora mucho la capacidad de actuar by the book, es decir, de acuerdo a lo que está estipulado en el “libreto”. Funcionan como los pilotos de aviación que aplican al mi- límetro la lista de chequeo que garantiza en buena medida un vuelo seguro y exitoso. Si queremos ser más competitivos como país debe- mos realizar cambios profundos en el sistema educativo, inculcándole a las nuevas generaciones la importancia del método y la disciplina para cumplir con él en to- dos los campos de nuestra actividad diaria. Además de las ideas creativas, se debe insistir en acompañar los proyectos con procedimientos claramente estipulados y sistemas para controlar efectivamente su ejecución. Así contribuiremos al logro de llegar a buen puerto en nuestro largo y desafiante vuelo hacia el desarrollo. Así como en la película “Perder es Cuestión de Método” ga- nar también lo es. www.metroflorcolombia.com • Edición 94 Revista Metroflor 89